Caim

Caim, también conocido como Caym o Camio, es un demonio mencionado en diversos grimorios y textos de ocultismo. Es el quincuagésimo tercer espíritu listado en el Ars Goetia, donde se dice que es un gran presidente del infierno. Aparece como un tordo o un mirlo, pero luego toma forma humana llevando en la mano una afilada espada. Pertenecía al coro de los ángeles y otorga la capacidad de entender el canto de todos los pájaros, los mugidos de los toros, el ladrido de los perros y las voces de otras criaturas, así como del ruido de las aguas. Responde con sinceridad a todo lo que esté por venir. Rige sobre treinta legiones de demonios y se debe usar su sello durante su invocación.

El Diccionario infernal añade que, cuando aparece con forma humana, lo hace rodeado de un fuego ardiente, y desde ahí responde lo que se le pregunte. También dice que es el sofista más hábil del infierno y puede, con la fuerza de sus argumentos, desesperar al lógico más experimentado.

Caim ilustrado en el Diccionario infernal de Collin de Plancy - Louis le Breton

Makura gaeshi

El makura gaeshi (japonés: 枕返し; vuelca almohadas) es un yokai de la mitología japonesa. Es este espíritu al que se culpa cuando, al despertar, vemos que nuestra almohada ha acabado en un lugar insospechado de la habitación. Antiguamente se creía que encontrar la almohada cambiada de posición era un mal agüero, así que las acciones del makura gaeshi no eran vistas como simples jugarretas. La apariencia del makura gaeshi nunca ha sido clara, Toriyama Sekien lo ilustró como una pequeña deidad en su Desfile nocturno de los cien demonios ilustrado, pero en la prefectura de Shizuoka, donde se le conoce como makura kozo (japonés: 枕小僧; chico de la almohada), se dice que tiene el aspecto de un niño.

Algunas historias cuentan que este yokai nace del espíritu de alguien que murió en esa habitación. Shigeru Mizuki pone como ejemplo en su Enciclopedia Yokai el caso de un ciego que se alojó en una posada. Cuando creía que se encontraba solo, sacó de su bolsillo una gran cantidad de dinero y comenzó a contarlo. El dueño de la posada lo vio y, tentado por la codicia, guió al día siguiente al ciego a la montaña y allí lo asesinó. El espíritu del pobre ciego embrujó la habitación en la que se había hospedado y se convirtió en maruka gaeshi.

Shigeru Mizuki

Hidro

El hidro, un animal fantástico perteneciente a los bestiarios medievales, era considerado el enemigo de los cocodrilos. Isidoro de Sevilla dice de esta criatura en el libro XII de sus Etimologías que es una culebra de agua (enhydris) ya que se encuentra en tal elemento, sobre todo en el río Nilo. Cuando encuentra dormido a un cocodrilo, se revuelca primero en el barro y luego se introduce por su boca hasta llegarle al vientre; devorándole todas las entrañas hasta que muere.

El Fisiólogo recoge dicha leyenda y la convierte en una alegoría moral y cristiana, aunque no especifica de qué clase de animal se trata. Según este texto, el hidro, cuando se revuelca en el barro, se adentra en el vientre del cocodrilo y sale de él desgarrándole la tripa, representa a Cristo. Dios tomó forma terrenal (cubrirse de lodo) y al morir visitó los infiernos y los destrozó (el cocodrilo), llevándose consigo las almas que allí estaban retenidas.

Esta misma táctica para dar muerte al cocodrilo la cuenta Plinio el Viejo en el libro VIII de su Historia natural, pero el naturalista latino la atribuye en su obra a la mangosta (ichneumon). Cuando el cocodrilo está saciado de comer peces y se queda dormido en la orilla del río con la boca abierta, acude un pequeño pájaro conocido como troquilo o «rey de las aves» y le limpia las fauces. Es en este momento en el que la mangosta se lanza como una flecha hacia su boca y le roe el vientre.

Una vez más, vuelve a variar esta historia y Bartholomeus Anglicus nos da otra versión en el De proprietatibus rerum. Según lo recogido por el erudito del medievo, cuando el cocodrilo descansa en la rivera del río después de comer, acude a él un ave llamada por unos cuschilus(?) y ruiseñor por otros. El cocodrilo está tan lleno que se niega a abrir la boca, pero el pajarillo insiste tanto que le hace abrir las fauces. Entonces entra dentro y le rasca con las uñas hasta que lo duerme de placer. Cuando el cocodrilo se ha dormido, entra en su vientre y le horada las entrañas.

Un hidro alado destrozando las entrañas de un cocodrilo en un bestiario medieval (MS M.81, f.15v)

Furcas

Furcas es un demonio mencionado en diversos grimorios y textos de ocultismo. Es el quincuagésimo espíritu listado en el Ars Goetia, donde se dice que es un caballero del infierno. Aparece como un anciano de aspecto cruel, va montado sobre un caballo pálido, tiene una larga barba y la cabellera canosa. En su mano lleva una lanza afilada y se encarga de enseñar con maestría el arte de la filosofía, de la astrología, la retórica, la lógica, la quiromancia y la piromancia. Tiene bajo su poder veinte legiones de demonios y se debe emplear su sello durante su invocación.

Furcas ilustrado en el Diccionario infernal de Collin de Plancy - Louis le Breton

Crocell

Crocell, también conocido como Pucel o Procell, es el cuadragésimo noveno demonio mencionado en el Ars Goetia, donde se dice que es un duque del infierno grande y poderoso. Aparece con el aspecto de un ángel y habla místicamente de las cosas ocultas. Enseña el arte de la geometría y ciencias liberales. Al mandato del exorcista produce grandes ruidos, como el de torrentes de agua aunque no las haya. Calienta las aguas y descubre los baños termales. Pertenecía al orden de las Potestades antes de su caída, tal y como declaró el Rey Salomón. Gobierna sobre cuarenta y ocho legiones de demonios y se debe usar su sello durante su invocación.

Crocell ilustrado en el Goetia de Aleister Crowley.

Agdistis

Agdistis era una deidad hermafrodita y castrada de la mitología griega y anatolia. Estrabón dijo en el tomo XII de su Geografía que en Pesinunte se haya un templo dedicado a Agdistis, la Madre de los dioses, por lo que podría estar identificándola con la diosa Cibeles.

Esta divinidad de dos sexos aparece en una variante del mito del bello Atis, también relacionado con la diosa Cibeles. Pausanias narra esta leyenda en el libro VII de su Descripción de Grecia:
«Los gálatas de Pesinunte [...] no creen en esta leyenda de Atis, sino que tienen otra leyenda local relativa a él: que Zeus (sustituyendo al dios celeste frigio) estando dormido dejó caer semen en la tierra, y que con el tiempo la tierra hizo brotar un demon que tenía dos órganos sexuales, unos de hombre y otros de mujer. Le pusieron el nombre de Agdistis. Pero los dioses, encadenando a Agdistis, le cortaron los órganos sexuales masculinos. Nació de ellos un almendro que tenía un fruto en sazón, y dicen que una hija del río Sangario recogió este fruto. Aquel fruto desapareció al instante en el pliegue de su vestido y ella quedó embarazada. Dio a luz a Atis y un macho cabrío cuidó del niño expuesto. Cuando creció, tenía una belleza más que humana. Entonces Agdistis se enamoró de él. Pero, una vez crecido, sus parientes enviaron a Atis a Pesinunte para que se casara con la hija del rey. Se cantaba el himeneo cuando Agdistis se presentó, y tanto Atis como su suegro se volvieron locos y se cortaron los genitales. Pero Agdistis se arrepintió de lo que había hecho a Atis y consiguió de parte de Zeus que no se pudriese ni se corrompiese ninguna parte del cuerpo de su hijo y enamorado. Ésta es la leyenda más conocida de Atis».
Descripción de Grecia, libro VII, Pausanias.
Agdistis en el Inventaire du Don Lequeu du Cabinet des Estampes.

Haagenti

Haagenti es un demonio mencionado en diversos grimorios y textos de ocultismo. Es el cuadragésimo octavo espíritu listado en el Ars Goetia, donde se dice que es un presidente del infierno. Aparece con la forma de un toro con alas de grifo, aunque puede adoptar forma humana si se lo ordena el exorcista. Se encarga de volver sabios a los hombres e instruirlos en diversas cosas. También transmuta todos los metales en oro, convierte el vino en agua y el agua en vino y, según el Diccionario infernal, también enseña la manera de realizar estas artes. Gobierna sobre treinta y tres legiones de demonios y se debe usar su sello durante su invocación.

Haagenti ilustrado en el Goetia de Aleister Crowley

Vual

Vual, también conocido como Uvall, Voval o Wal, es un demonio que aparece en diversos grimorios y textos de ocultismo. Es el cuadragésimo séptimo espíritu listado en el Ars Goetia, donde se dice que es un duque infernal grande y poderoso. Aparece como un enorme dromedario en un principio, pero adopta forma humana cuando se lo manda el exorcista. Habla en egipcio, aunque no correctamente, sino en una especie de copto coloquial. Antiguamente pertenecía al coro de las Potestades. Se encarga de otorgar el amor de las mujeres y dice el pasado, el presente y el porvenir, además de que procura la amistad entre amigos y enemigos. Gobierna sobre treinta y siete legiones de demonios y se debe usar su sello(1,2) durante su invocación.

Vual ilustrado en el Diccionario infernal de Collin de Plancy - Louis le Breton

Agripianos

Los agripianos son los integrantes de un pueblo monstruoso dotados de cabeza de pájaro y un cuello larguísimo. Aparecen en textos y obras del medievo, como en la Gesta romanorum, donde se les describe como «bella gente con cuello, cabeza y pico de grulla», aunque no recibieron nombre hasta la épica germana del siglo XII Herzog Ernst von Schwaben, donde se narran las aventuras del duque Ernesto de Suabia en busca del Santo Grial. Este héroe se encontró con el pueblo de los agripianos al desembarcar en la isla de Gripia, de la que reciben nombre, y dice que sus hombres tenían cabeza y cuello de grulla, mientras que sus mujeres los tenían de cisne.

En el Renacimiento se convirtieron en una alegoría del hombre perfecto, cuyo cuello se convirtió en signo de la reflexión tal y como se lee en el Livre de Sidrach, donde se decía que «el hombre debe tener un cuello de grulla, largo y nudoso, con objeto de que tenga tiempo de reflexionar antes de comenzar a hablar».

Hombre con cuello y cabeza de grulla en el Monstrorum Historia de Ulisse Aldrovandi