Amabie

Amabie (japonés: アマビエ) es una sirena del folclore japonés que, cuando emerge del mar, puede profetizar buenos o malos eventos venideros, como cosechas abundantes o epidemias. Aunque existen otros sirénidos con diferentes nombres, no hay mucha diferencia con su modus operandi.

Según la leyenda, la sirena amabie apareció en la Provincia de Higo (Prefectura de Kumamoto) a mediados del cuarto mes, en el año Kōka-3 del período Edo (mediados de mayo de 1846). Casi todas los noches se avistaba un objeto brillante en el mar. El oficial de la ciudad bajó a la costa para investigar el extraño evento, fue entonces cuando avistó a la amabie. Tenía la boca como el pico de un ave, y tenía todo el cuerpo cubierto de escamas desde el cuello. Según el oficial, ésta se identificó como una amabie y le dijo que vivía en mar abierto, pero que se acercó a la costa para entregarles una profecía: «La buena cosecha durará durante seis años, si se propaga una enfermedad, tan sólo habrá que mostrarle a los enfermos una imagen mía para que se curen». Una vez entregado el mensaje, regresó al mar. Esta historia está ilustrada en el kwara-ban (boletines xilografiados), donde su imagen fue grabada y así se comunicó por todo Japón.

El tritón Amahiko (尼彦) hizo una aparición similar en el mar de la Provincia de Higo, prediciendo cosechas y plagas y dictando que su imagen serviría como cura para los enfermos. Del mismo modo, el Amahiko Nyyūdo (尼彦入道; monje amahiko) surgió del mar de la Provincia de Hyūga (prefectura de Miyazaki) para decir sus profecías. Según el periódico Yamanashi Nichinichi Shinbun, en esta misma provincia apareció en el 17 de junio de 1876 otro sirénido conocido como Arie (アリエ), aunque fue desmentido en otro diario.

Grabado de la amabie del periodo Edo 

Umibozu

Los umibōzu (japonés: 海坊主; Monje marino), también conocidos como Umi-nyūdō o Umi-hōshi, son yōkai del folclore japonés. Tienen aspecto humanoide con grandes cabezas rapadas, como las de los monjes budistas, son negros como sombras y tienen grandes ojos redondos, siendo su cabeza y busto lo máximo que se puede ver de estos espíritus.

Estos espíritus podrían haber nacido de sacerdotes ahogados en el mar por aldeanos furiosos. Estos sacerdotes se transformarían en fantasmas debido a la brutal naturaleza de su muerte. Otras historias dicen que los umibōzu son monstruos marinos que viven en las profundidades del mar Interior de Seto.

Aparecen en medio de altar mar en las noches tranquilas, trayendo consigo un inesperado mal tiempo y oleaje picado cuando emergen del mar con su gigantesco tamaño. Intentan hundir los barcos golpeándolos y rompiéndoles el casco o destrozándolos poco a poco, dependiendo del tamaño del barco y del umibōzu. A veces, en lugar de hundir la nave, piden a la tripulación un barril. Si los marineros le conceden su petición, cogerá el barril y comenzará a verter agua sobre el barco hasta hundirlo, ahogando a todos los hombres que hayan en él, algo similar a lo que hacen los funayūrei. Para evitar este fatídico destino tendrían que darle un barril sin fondo, ya que así no podrá recoger agua con él.

Ukiyo-e representando al marinero Tokuso y a un umibōzu - Utagawa Kuniyoshi

Qiqirn

El qiqirn es un espíritu de la mitología inuit que tiene el aspecto de un gran perro parcialmente calvo, ya que sólo tiene pelo en los pies, las orejas, el hocico y en la punta de la cola. Según las historias es una bestia aterradora, pero también asustadiza y estúpida, pues aunque tanto los hombres como los perros huyen de él, él también huye de ellos. Cuando la gente está cerca del qiqirn comienza a sufrir convulsiones. Una manera para ahuyentarlo es gritar su nombre.

Dingoat

Muscaliet

El muscaliet es un animal fabuloso descrito en el Bestiaire de Pierre de Beauvais. Se dice que tiene el cuerpo como el de una liebre, aunque más pequeño, las patas de una ardilla, las orejas de una comadreja, el hocico de un topo y los dientes de un jabalí. Trepa a los árboles y salta de rama en rama con la fuerza de su cola. Cuando se sube a un árbol acaba con todas las hojas y frutas. Hace su madriguera en un agujero bajo tierra, justo debajo del árbol, pero su naturaleza es tan ardiente que hace que el árbol se seque y muera.

EpineQueen