Ashimagari

El ashi-magari (japonés: 足まがり, enreda piernas) es un fenómeno paranormal o yōkai del folclore de la prefectura de Kagawa en Shikoku, Japón. Cuando un viajante va de noche por la calle corre el riesgo de que esta aparición se enrede en su pierna y le impida continuar con su camino. Por lo general no es visible para la víctima, pero han descrito el tacto de este ser como suave y peludo, como un gato o una cuerda de algodón, por eso se suele representar al ashi-magari como un animal enredando la pierna de un humano con una cola esponjosa o directamente como una cuerda o masa peluda. Se cree que este fenómeno podría ser la broma de un tanuki.

Fuente original de la imagen cerrada

Gaueko

En la mitología vasca, Gaueko (vasco: de la noche) es el genio o espíritu de la noche. Solía ser invisible y avisaba de su presencia con una espeluznante brisa en la que se podía oír: «Gaua Gauekoarentzat, eguna egunezkoarentzat» (la noche para los de la noche y el día para los del día). También se le representa como una vaca, toro, lobo u otro animal que se levanta sobre dos patas.

En un principio, cuando el mundo estaba sumido siempre en la noche y en la oscuridad, los hombres temían a Gaueko y al resto de genios, brujas y monstruos que poblaban el mundo, por esto le pidieron a la diosa Mari que los ayudase. Ella les bendijo con la luz de su primera hija, Ilargi (la luna), pero su luz era insuficiente y los humanos pidieron de nuevo a Mari su ayuda, esta vez la Diosa les bendijo con su segunda hija, Eguzki (el sol). Pero la noche siguió siendo peligrosa, y Mari bendijo con su protección cualquier morada que tuviese una eguzkilore (flor sol) en la entrada, si algún espíritu maligno pretendía entrar en la casa y encontraba una eguzkilore, tenía que pararse para contar los numerosísimos pelos o brácteas de la flor y el día le sorprendía sin haber terminado su tarea.

Su reinado comienza desde la medianoche hasta el amanecer, mientras que el resto del día le pertenece al ser humano. Durante ese tiempo reina con su propia ley, que especifica que ningún hombre o mujer debe abandonar la protección ancestral del hogar, ya sea para trabajar o robar, y castiga a los que presumen de valentía y se adentran en la oscuridad. También evita que se efectúen tareas después del toque del Ángelus.

Una leyenda cuenta que unas hilanderas se juntaba todas las noches en el caserío Lauspeltz, en Ataun. Una de esas noches una de las muchachas aceptó una apuesta en la que tenía que traer agua del monte que estaba junto al caserío Iturriotz. Así, la muchacha cogió un recipiente y se dirigió hacia la fuente mientras las demás permanecían en la entrada bajo la luz de la luna. De vez en cuando le gritaban preguntando dónde estaba y ella les respondía, pero, de pronto, las respuestas cesaron, y al poco tiempo llegó una ráfaga de aire a la entrada del caserío y alguien dijo: «La noche para los de la noche y el día para los del día». En Oiartzun otra joven fue en busca de agua a la fuente, y aunque su familia la esperó solo se encontró de ella el caldero en el que portaba el agua, aunque esta vez lleno de sangre. En otra leyenda de Berástegui, una joven llamada Kattalin (Catalina), abrió la ventana del caserío de Elaunde para hilar a la luz de la luna, pero antes de poder reaccionar fue secuestrada por un grupo de jentilak que la llevaron a una sima cercana y la asesinaron mientras gritaban: «La noche para Gaueko y Kattalin para nosotros». Por último, un carbonero de Eskoriatza se tropezó por la noche con el mismísimo Gaueko transformado en toro. La bestia bloqueaba el sendero y tras intentar pasar tres veces y pedirle a la bestia que le dejase pasar, el toro se puso en pie y persiguió al hombre gritando la típica frase de este genio, aunque logró escapar con vida.

Tierras Baldías

Eurínomo

Eurínomo (griego: Ευρυνομος; de vasto dominio) es un demon (divinidad o espíritu) de la mitología griega que habitaba en el inframundo devorando cadáveres. La única fuente que se tiene de este espíritu es la descripción de una pintura que hace Pausanias en su Descripción de Grecia, cuya autoría atribuye al pintor Polignoto.
«Más arriba de lo que he comentado está Eurínomo. Dicen los guías de Delfos que Eurínomo es un demon del Hades que come las carnes de los cadáveres, dejando sólo sus huesos. El poema de Homero relativo a Odiseo, la llamada Miniada y los Nostos, aunque citan el Hades y los horrores de allí, no conocen a ningún demon Eurínomo. A pesar de ello describiré cómo era Eurínomo y con qué figura estaba pintado: su piel es entre azul y negra, como la de las moscas que se posan sobre la carne, enseña los dientes, está sentado y bajo él se extiende una piel de buitre».
También es mencionado en el Diccionario infernal como Eurinomio, donde se dice que es un demonio, príncipe de la muerte y diablo principal. Añade también que tenía unos colmillos muy grandes y agudos, un cuerpo deforme lleno de llagas y que cubría sus fealdades con una piel de zorra. Collin de Plance dice en este diccionario que la estatua que había en el templo de Delfos lo representaba con afilados dientes parecidos a los de un tigre y que estaba sentada sobre una piel de carnero.

Deimos-Remus

Yamabiko

El yamabiko (japonés: やまびこ; Eco/Chico de la montaña) es un yōkai del folclore japonés. El nombre de este espíritu también sirve para referirse al efecto acústico del eco en montañas y valles, el cual se cree que es la voz de este yōkai. Por otra parte, el eco que se produce en los bosques se le atribuye a los kodama.

Esta criatura fue ilustrada por Toriyama Sekien en su Gazu Hyakki Yagyō como una especie de mono o perro, conocido tan solo por su voz y su habilidad para imitar cualquier sonido. También se creía que este yōkai tenía aspecto de ave (tórtola o cuco) o que era una roca que devolvía las palabras de la gente.

Ilustración de un yamabiko en el Hyakkai Zukan - Sawaki Suushi

Cat Sidhe

Un cat sìth, también conocido como cat sidhe, cath sith o cait sidhe (gaélico: gato de las hadas), es una criatura feérica de la mitología celta, de la que se dice que tiene el aspecto de un gran gato negro con una mancha blanca en el pecho. Según las leyendas, estos animales espectrales embrujan las Tierras Altas de Escocia, tierras donde su mito está más activo, aunque en Irlanda también está presente. Una historia bastante común dice que los gato sìth no son seres feéricos, sino brujas que pueden transformarse en gato ocho veces, pero al hacerlo una novena vez no pueden regresar a su forma humana, de ahí que se crea que los gatos tienen nueve vidas. Posiblemente el mito de los cat síth se basara en los gatos salvajes de Escocia o en los gatos de Kellas.

Estos gatos son totalmente negros salvo por una mancha blanca que tienen en el pecho, son del tamaño de un perro y suelen aparecer con la espalda arqueada y el pelo erizado. Las gentes de las Tierras Altas de Escocia no confiaban en estos gatos, ya que creía que podían robarles el alma a los muertos al pasar sobre un cadáver antes de su entierro y de que los dioses la reclamaran. Por esto se llevaban a cabo unos velatorios llamados Feill Fadalach día y noche para mantener alejado a los cat Sith del cadáver antes de realizar el entierro. También se les podría distraer con juegos, acertijos, música o hierba gatera, y así mantenerlos alejados de la habitación donde reposaba el difunto. Además se procuraba no encender ningún fuego donde yacía el cadáver, ya que según las leyendas el calor atraía a los cat síth. También se creía que los cat sith bendecirían en Samhain cualquier casa que les dejara un cuenco de leche para beber, y maldecirían con vacas que no dieran leche a las que no les dieran dicha ofrenda.

En la leyenda popular británica El rey de los gatos, un hombre regresa a casa y le cuenta a su mujer que vio a nueve gatos negros con una mancha blanca en el pecho cargando un ataúd con una corona sobre él, cuando uno de los gatos se le acercó y le dijo: «Dile a Tom Tildrum que Til Toldrum está muerto». Entonces, el gato de la familia, Viejo Tom, al oír a su dueño exclamó: «¡¿Qué!? ¡El viejo Tim ha muerto! ¡Entonces yo soy el rey de los gatos!». Fue entonces cuando Viejo Tom se escabulló por la chimenea y no se le volvió a ver.

Stephanie Engel

Cegua

La Cegua (náhuatl: cihuat; mujer), también conocida como Segua o Tzegua, es un espectro que aparece en una leyenda típica de Centroamérica, de origen mesoamericano, en la que un fantasma se aparece por las noches a los viandantes por caminos solitarios bajo la forma de una hermosa mujer, a los que pide ayuda para que la lleven a algún poblado cercano. Una vez que la mujer se ha subido al caballo o vehículo (en versiones modernas) su cabeza se transforma en una calavera putrefacta de caballo. El mito de la Cegua tiene un origen común y está relacionado con el de la Siguanaba.

Es descrita como una bella joven de escultural cuerpo y melodiosa voz. Según la versión va completamente vestida de negro o blanco, incluyendo un velo que le tapa el rostro en la versión nicaragüense. Sus víctimas suelen ser hombres trasnochadores, lujuriosos y borrachos, que al recogerla y subirla a su caballo descubren horrorizados que ahora tiene una repelente cabeza de caballo descompuesta, con los ojos encendidos en fuego y que exhala un fétido aliento de entre sus equinos dientes. Entonces, se agarra firmemente al jinete y el caballo, asustado, echa a correr descontrolado. Todas las víctimas que tenían malas intenciones con ella morían por el susto o porque les reventaba los ojos. Los que sobrevivían, perdían completamente la salud y el vigor. En algunos mitos se dice que les muerde la cara y les deja una marca de por vida para señalar su adulterio.

En la versión costarricense se dice que el origen de este fantasma se remonta a una hermosa mujer de la ciudad de Cartago que se enamoró de un acaudalado y buen mozo español que la engañó y le rompió el corazón. Después de abusar de ella, el español desapareció y la muchacha acabó enloqueciendo, por lo que una maldición cayó sobre ella y ahora vaga por los caminos solitarios como la Cegua.

Para escapar del ataque de la Cegua habría que salir acompañado de noche, ya que sus víctimas siempre son jinetes solitrios, o lanzarle semillas de mostaza, que tienen un simbolismo bíblico. El espectro se veía obligado a recogerlas, pero al ser tan pequeñas se le escaparían de entre las manos y no podría completar su tarea. Así, la Cegua se afanaba toda la noche en intentar recogerlas, y al llegar la luz del día, vomitaba su alma y moría para volver a reaparecer la noche siguiente.

Andres Becerra Mateus