Pruflas

Pruflas, también llamado Busas o Pruslas, es un gran príncipe y duque del infierno según el Diccionario Infernal de Collin de Plancy. Reina en Babilonia y tiene cabeza de búho; incita a la discordia, abanica las llamas de la guerra y las contiendas y conduce a la mendicidad, pero si se le hace aparecer, se muestra generoso para responder a las preguntas que se le planteen. Tiene veintiséis legiones de demonios a sus órdenes y el Pseudomonarchia Daemonum especifica que la mitad de estos pertenece al coro de los ángeles y la otra mitad al de los Tronos. Debido a un error, Pruflas fue ilustrado en el Diccionario Infernal como el demonio Purson. Aunque el Ars Goetia se basa principalmente en los demonios listados en el Pseudomonarchia Daemonum, Pruflas no aparece en dicha obra.

En el Grand Grimoire, un antiguo libro en el que se especifica cómo invocar a Lucifer o a Lucífago para hacer un pacto, se menciona la jerarquía que hay en el infierno: Lucifer es el emperador; Belcebú, el príncipe y Astaroth, el gran duque. Por debajo de éstos hay seis espíritus superiores: Lucífago, el primer ministro; Satanachia, el gran general; Agliarept, el general; Fleurety, el lugarteniente general; Sargatanas, el brigadier y Nebiros, el mariscal de campo. Estos espíritus tenían a su vez bajo sus órdenes a otros dieciocho demonios, estando Pruslas, Amón y Barbatos al servicio de Satanachia.

James Todd

Naberius

Naberius, también conocido como Cerbero, es el vigésimo cuarto demonio nombrado en el Ars Goetia. Es un valiente marqués del infierno que aparece como una grulla negra que revolotea alrededor del círculo de invocación. Cuando habla lo hace con voz ronca, proporciona habilidad en las artes y ciencias, sobretodo en el arte de la retórica, restablece dignidades y honores perdidos. Se debe usar su sello durante su invocación y rige sobre diecinueve legiones de demonios.

En el Diccionario infernal y en el Pseudomonarchia Daemonum es descrito como un cuervo, y Louis le Breton lo ilustró como un ave con tres cabezas de perro como posible referencia al Cerbero de la mitología griega.

En el Grand Grimoire, un antiguo libro en el que se especifica cómo invocar a Lucifer o a Lucífago para hacer un pacto, se menciona la jerarquía que hay en el infierno: Lucifer es el emperador; Belcebú, el príncipe y Astaroth, el gran duque. Por debajo de éstos hay seis espíritus superiores: Lucífago, el primer ministro; Satanachia, el gran general; Agliarept, el general; Fleurety, el lugarteniente general; Sargatanas, el brigadier y Nebiros, el mariscal de campo. Estos espíritus tenían a su vez bajo sus órdenes a otros dieciocho demonios, estando Ayperos, Naberus y Glosialabolas al servicio de Nebiros.

Naberius ilustrado por Louis le Breton Marymouse

Su

La bestia su, también conocida como succarath, es un animal descrito por Edward Topsell en su Historia de las bestias cuadrúpedas y las serpientes. Según Topsell, es oriundo de las Américas (posiblemente la Patagonia argentina) y su nombre, en lengua indígena, significa «agua» ya que suele vivir cerca de esta. Debido al frío de sus tierras, los indígenas cazan a estos animales por sus pieles. Aquí tenéis lo escrito en su obra:
«Hay una región en el Nuevo Mundo llamada Gigantes y los habitantes de dicho lugar son conocidos como pantagones. Debido a que su país es frío, muy alejado al sur, se visten con la piel de una bestia a la que llaman en su lengua Su, pues vive la mayor parte del tiempo cerca del agua y eso es lo que significa dicha palabra, "agua". 
La imagen de esta bestia fue tomada de Thevetus. Yo la he incluido aquí, pues es de gran deformidad y monstruosa presencia, una gran fiera salvaje e indomable. Cuando los cazadores que desean su piel se abalanzan sobre ella, huye con gran rapidez, cargando a sus cachorros en el lomo y cubriéndolos con su amplia cola. Ya que no hay ni perro ni hombre que se atreva a acercarse a este animal (pues es tan grande su furia que mata a todo lo que se le acerque), los cazadores cavan varios agujeros en la tierra y los cubren con ramas y troncos tan frágiles que si la bestia pasa sobre ellos, ésta y sus crías caerán atrapadas. 
Esta cruel, indomable, impaciente, violenta, furiosa y cruenta bestia, al percivir que su natural fuerza no le sirve de nada para escapar del ingenio de los hombres, sus cazadores, que están cerca para ver cómo cae en la trampa, desgarra con sus dientes a sus crías antes de que puedan cogerlas y domarlas. Por esto nunca se ha atrapado una con vida. Y cuando ve llegar a los cazadores, ruge, llora, aulla, brama y grita tan ruidosamente y con tal terrible clamor que los hombres apenas se atreven a asomarse a la trampa, pero, animados al saber que no puede mostrar resistencia desde ahí, se acercan y con sus flechas y lanzas la matan, despellejándola y dejando el resto de su cuerpo en la tierra. Esto es todo lo que he encontrado de tan salvaje animal».
Ilustración de la bestia Su en Historia de las bestias cuadrúpedas y las serpientes - Edward Topsell

Yan-gant-y-tan

Yan-gant-y-tan es el nombre de un demonio de Bretaña. En el libro de Edgar MacCullochGuernsey Folklore, es conocido como «John with the fingers/gloves of fire» (John de los dedos/guantes de fuego, en relación con los fuegos fatuos).

Collin de Plancy dice en su Dictionnaire Infernal que vaga por las noches en Finisterre y que sostiene cinco velas en cada uno de los dedos de su mano derecha, haciéndola girar como una rueda en llamas. Debido a esto es incapaz de moverla rápidamente o de hacer algún movimiento brusco por miedo a que se apaguen sus luces. Encontrarse con él era un presagio de mala suerte y en su libro aparece representado como un especie de demonio o trol con dos afilados cuernos.

Ilustración de Yan-gant-y-tan en el Dictionnaire Infernal de Collin de Plancy

Kiyohime

Kiyohime (japonés: 清姫; Princesa Kiyo), según el folclore japonés, era la hija de un terrateniente llamado Shōji, que vivía en las cercanías del río Hidaka, en la actual prefectura de Wakayama. Su familia era lo suficientemente rica como para alojar y entretener a los sacerdotes que viajaban en peregrinación hacia un famoso templo de prácticas ascetas. Su historia es representada en la obra noh Dōjō-ji, donde una joven engañada se transformó en un dragón para consumir su venganza. Suele ser representada como un dragón o una mujer con cola de serpiente enroscada a una campana o durante su transformación, donde aparece como un dragón con atributos humanos, como ropas o piernas.

Ilustración de Kiyohime en el Dōjō-ji Engi Emaki
Un joven sacerdote llamado Anchin hacía su peregrinaje desde Mutsu a Kumano, y todos los años se alojaba en la mansión de la familia Masago no Shōji. Era muy apuesto y cautivó a la joven Kiyohime, con la que bromeaba que algún día se casaría con ella. Pasaron los años y Kijohime cumplió la edad necesaria para desposarse, fue entonces cuando le recordó su promesa al joven sacerdote durante su visita anual. Anchin, avergonzado de que se tomara su comentario en serio, le mintió y le dijo que volvería a por ella cuando terminara su peregrinación. Pero a su vuelta evitó la mansión de Masago no Shōji y volvió directo hacia Mutsu.

Cuando Kiyohime se enteró del engaño, se sobrecogió por el dolor y corrió tras el joven sacerdote, saliendo de casa totalmente descalza con el afán de casarse con él. Él huyó tan rápido como pudo, pero la joven lo alcanzó en el camino que lleva al templo Dōjō-ji. Allí, una vez más le mintió, fingiendo que no la conocía y que tenía prisa porque tenía una cita con otra persona. La tristeza de Kiyo se convirtió en furia e intentó a atacar a Anchin, pero este consiguió huir hasta el río Hidaka, donde consiguió que un barquero lo llevara a la otra orilla con su bote, le prohibió que dejara pasar a Kiyo y huyó al templo Dōjō-ji en busca de protección, donde lo ocultaron dentro de la campana de bronce del templo.

La corriente del río no impidió a Kiyo perseguir al hombre que la había traicionado, pues la ira y el dolor la convirtieron en una gigantesca serpiente o dragón y cruzó el río a nado. Siguiendo el olor del sacerdote, llegó al templo y averiguó que estaba bajo la campana, sobre la cual se enroscó y calentó al rojo vivo con su calor, calcinando vivo a Anchin.

Dōjōjinokane - Toriyama Sekien Kiyohime - Utagawa Kuniyoshi

Inguma

Inguma es un genio nocturno de la mitología vasca. Este ser de carácter maléfico se aparece de noche en las casas cuando sus moradores se hallan dormidos, dedicándose a apretarle la garganta a éstos y angustiarlos durante el sueño.

En Ithorrotz y Guipuzcua se invocaba a otro genio nocturno llamado Guargi o Gauargi para protegerse de la visita del Inguma y de las pesadillas. Otro remedio para evitarlo consistía en dejarle arena o granos de alguna legumbre para así se entretendrán contándolos una y otra vez, dado que como sólo sabe contar hasta cien, deberá empezar de nuevo cuando lleguen a este número. En Ezpeleta, según recoge José M. Barandiarán, se le conjura con la siguiente oración:

Inguma, henauk hire bildur,
Jinkoa eta Andre Maria
Artzentiat lagun;
Zeruan izar, lurrean belar, kostan hare,
Hek guztiak kondatu arte
Echaidela nereganat ager.
¡Inguma, no te temo!
A Dios y a Madre María tomo por protectores.
En el cielo las estrellas,
en la tierra las yerbas,
en la costa arenas.
Hasta no haberlas contado todas
no te me presentes.

Barandiarán da otra versión de estos versos usada en Sara, donde dicen esta otra formula:

Ingumes erromes,
ez niok hire beldurrez.
Jesus diat aita,
Ama berjina Ama,
Zeruko aingeru eta
saindu guztiak guarda
Inguma pedigüeña,
no te temo.
Tengo por padre a Jesús,
por madre a la Virgen Maria,
por guardas a todos los Santos
y ángeles del cielo.

Raquel Alzate

Hedley Kow

El Hedley Kow es un travieso espíritu feérico de los cuentos de hadas ingleses, relativo al pueblo de Hedley on the Hill, en Northumbria. Fue recogido en la obra de Joseph Jacobs, More English Fairy Tales, de 1894.

En el cuento, una mujer pobre se encontró una olla en un camino. Pensó que debería estar rota o agujereada para que la hubiesen dejado allí tirada, pero decidió llevársela para usarla como florero. Cuando miró en su interior descubrió maravillada que estaba llena de piezas de oro, por lo que la metió en su chal y se la llevó a casa. Cuando ya llevaba un rato con ella a cuestas decidió mirar de nuevo, pero la olla se había convertido en un lingote de plata. Pensó que así era mucho mejor que el oro, ya que así sería menos tentador para que se lo roben, y prosiguió su camino. Pasado un tiempo, volvió a mirar, pero esta vez la plata se había convertido en un trozo de hierro, y pensó que así era mucho mejor, porque sería más fácil venderlo y el dinero que le diesen en monedas estaría más a salvo que el oro o la plata. Volvió a seguir con su marcha y la tercera vez que echó un vistazo se encontró con que el hierro se había convertido en una roca, y exclamó contenta que así le serviría como tope para la puerta. Cuando por fin llegó a casa, su carga volvió a transformarse, y esta vez la roca adoptó su verdadera forma, el Hedley Kow, una criatura cambiaformas muy traviesa, que salió corriendo al trote entre risas dejando sola a la mujer. Ésta se dijo que había sido muy afortunada por ver al Hedley Kow con sus propios ojos, y entró en casa pensando en su buena suerte.

Ilustración de John D. Batten para More English Fairy Tales 

Tenjoname

El tenjōname (japonés: 天井嘗; lame techos) es un extraño yōkai de la mitología japonesa. Tal y como indica su nombre, este yōkai se dedica a lamer techos, limpiando la escarcha del invierno y la suciedad que allí se acumula. Esto es todo lo que hace este espíritu, pero si lo descubres in fraganti podrías enloquecer y morir. Al parecer fue invención de Toriyama Sekien, quien lo incluyó en su Gazu Hyakki Tsurezure Bukuro (japonés: 画図百器徒然袋; Suplemento de los cien demonios del presente y el pasado) con la siguiente descripción:
«En los cuartos con techos altos, la luz de las lámparas es oscura y se dice que en invierno hace frío, pero eso no es culpa de la persona que construyó la casa, todo es culpa del monstruo llamado tenjōname. Uno de sus lametones hace sentir escalofríos a cualquiera. Esto pensé en mi sueño».
Según Kenji Murakami, es muy probable que Sekien hubiese creado este monstruo basándose en un poema del libro Tsurezure gusa en el que se lee: «En el frío del invierno, los techos se tragan la luz de las lámparas».

Ilustración de Shigeru Mizuki

Each uisge

El each-uisge (gaélico escocés: [ɛxˈɯʃkʲə], caballo de agua), también conocido como each-uisce (anglizado como aughisky) o Ech-Ushkya en Irlanda, es un espíritu acuático del folclore escocés similar al kelpie.

El each-uisge, al igual que el kelpie, es un espíritu acuático que puede aparecer bajo el aspecto de un caballo o con forma humana, pero mientras que los kelpie moran en ríos y corrientes de agua dulce en movimiento, los each-uisge se mantienen cerca del mar y de lochs de agua dulce y marina. A parte de estas formas también podían transformarse en pony o en un enorme pájaro, similar a otro espíritu conocido como boobrie. Cualquiera que lo montase cuando aparecía como un caballo estaba a salvo siempre y cuando estuviera adentrado en tierra, lejos de la costa. Sin embargo, el más leve aroma a agua indicaba la muerte del jinete, pues la piel del each-uisge se volvería pegajosa y adhesiva, evitando que éste pudiera bajarse de él, y se precipitaría salvajemente a las profundidades del agua con su víctima. Una vez que muere ahogado el incauto jinete, el each-uisge lo despedaza y lo devora por completo, salvo el hígado, que emerge a la superficie como muestra del horrible suceso.

Por lo general se les describe como bellos caballos parados a la orilla del agua esperando a que alguien los monte. Estos caballos siempre son magníficos, elegantes y de aspecto salvaje, y sus relinchos pueden despertar a la gente de alrededor de las montañas. A parte de esto, a estas criaturas también se les dota de otras características horribles, como un ganchudo pico de 40cm de largo, enormes garras o huellas más grandes que las de un elefante. En la isla de Arran se avistó un each-uisge de color gris claro, con pico de loro y un cuerpo más grande que el de un elefante.

Cuando adoptan forma humana se aparecen como hombres encantadores y apuestos, aunque siempre hay algún detalle que los delata, como que tengan cascos de caballo, algas y arena en el pelo o cierta tendencia a quejarse de dolor. Por esto, las gentes de las Tierras Altas se muestran desconfiadas con los extraños y los animales solitarios que rondan cerca del agua, donde habitan los each-uisge. Bajo este aspecto intentan seducir a jóvenes para devorarlas, pero en algunas historias son descubiertos por los padres o hermanos de la chica y son asesinados antes de que puedan hacerle algún mal. Independientemente de la forma que tuvieran, cuando un each-uisge muere, su cuerpo se transforma en un fango gelatinoso.

Los each-uisge no sólo se alimentaban de humanos, también eran atraídos por el ganado y las ovejas, y se les podía hacer salir del agua con el olor de la carne asada. Una historia de McKay titulada Más cuentos de las Tierras Altas del este relata lo siguiente:
Un herrero de Raasay perdió a su hija por culpa de un each-uisge. Como venganza, el herrero y su hijo fabricaron unos grandes garfios en una forja que habían levantado a la orilla del loch. Entonces asaron una oveja y calentaron los ganchos hasta que estuvieron al rojo vivo. Al poco tiempo, una gran neblina salió del agua, el each-uisge surgió de las profundidades y agarró a la oveja. El herrero y su hijo lanzaron los ganchos sobre el each-uisge y tras una breve lucha mataron a la criatura. Por la mañana lo único que quedó del animal fue una masa gelatinosa.
El each-uisge podía ser fácilmente domesticado si se le colocaba unos grilletes de vaca en el cuello, haciéndolo totalmente inofensivo, pero si alguna vez se cayeran, huiría al galope hasta la seguridad de su loch, arrastrando con él, posiblemente, al que fue su amo. También se pueden domesticar si se robaba su brida mágica. Estos espíritus la usaban para ver hadas y demonios, y son vulnerables cuando no la tienen. Al igual que otras muchas criaturas, los each-uisge intentan evitar las cruces u otros símbolos religiosos.

Cada loch en Escocia tiene su propio each-uisge. El de Loch Treig era el más fiero de todos. Loch Eigheach significa «Loch del caballo», y es el hogar de un temido each-uisge que estaba dotado con un encanto mortal y un sedoso pelo gris. Cada vez que arrastraba a una víctima al agua, lanzaba un grito de triunfo.

Los encuentros con los each-uisge son muy similares a los de los kelpies. Una historia cuenta como siete niñas y un niño se encontraron a uno de estos espíritus un domingo por la tarde cerca de Aberfeldy. La criatura se les apareció bajo la forma de un pony que no dejaba de pastar hasta que la primera chica se subió a su grupa. Una por una, las otras chicas siguieron a su amiga y se subieron al pony, pero el chico notó que la espalda del animal se hacía cada vez más larga para poder abarcar a las chiquillas. Al final, el pony trató hacerse también con el chico gritándole: «¡Súbete a mi espalda!», pero el chico huyó y se resguardó tras unas rocas. Las chicas aterrorizadas se dieron cuenta de que tenían las manos pegadas al animal, y lo único que pudieron hacer fue gritar mientras se hundían en el loch.

Del mismo modo murieron los amigos del hijo del terrateniente de Kincardine en el Loch Pityoulish. El joven y sus amigos se encontraron con un caballo negro equipado con bridas, riendas y una silla de montar de plata. Los chicos se montaron en él y de repente se dieron cuenta de que se dirigían rápidamente al agua y no podían bajarse porque estaban pegados a las riendas. Por suerte, el heredero de Kincardine sólo había tocado las riendas con un dedo, y se liberó de su fatal destino cortándoselo, aunque poco pudo hacer por sus amigos, a los que vio morir a manos del caballo acuático.

Ilustración de Martin McKenna para el libro Misterstourworm and the Kelpie's Gift

Kikimora

La kikimora (ruso: кики́мора) es un espíritu femenino del folclore eslavo ligado al hogar. Es la contraparte malvada de su esposo, el domovoi. Cuando habita en una casa se establece tras el hornillo o en el sótano. Las kikimory (plural) están relacionadas con la parálisis del sueño y las pesadillas, y son la encarnación de las almas de los niños y bebés no bautizados, deformes o malditos por sus padres.

Este espíritu tiene el aspecto de una mujer delgada con una afilada cabeza animalesca dotada de cuernos, brazos largos y peludos y patas de gallo, pero por lo general solía actuar como una presencia invisible de la que sólo se podía oír su actividad. Aunque es considerada como un espíritu maligno puede ser benévola y ayudar con las tareas domésticas, el hilado y el cuidado de niños y animales, sobretodo de gallinas, si las amas de casa eran trabajadoras o si se le dejaban ofrendas. Muestran su lado más temible cuando se descuidan las tareas de la casa, por lo que empezarían a dedicarse a molestar a la familia por la noche, impidiendo que descansen al asustarlos con ruidos, provocándoles pesadillas, tirando objetos, cortándoles el pelo cuando están en la cama o castigando a los niños malos aplastándolos mientras duermen (parálisis del sueño). Que se apareciera la kikimora físicamente era presagio de mala suerte.

Kikimora - Iván Bilibin

Domovoi

El domovoi (ucraniano: домовик, domovík; ruso: домовoй, domovoy; el del hogar) es un espíritu protector del hogar del folclore eslavo. Su plural en ruso es domoviye o domovye y, en algunas versiones, se dice que tiene una esposa conocida como kikimora, la cual vive en los sótanos. Se les considera la encarnación del alma de los ancestros y por esto se les llama abuelos o maestros.

Los domovye son seres masculinos, normalmente pequeños, barbudos o cubiertos de pelo por todas partes y, a veces, tienen cola o pequeños cuernos. Según algunas tradiciones, los domovye toman la apariencia de los actuales o antiguos propietarios de la casa. En algunas historias los vecinos afirmaban haber visto al dueño de la casa en el patio mientras que, en realidad, el verdadero estaba durmiendo en la cama. También se dice que pueden adoptar la forma de gatos o perros. Por lo general no se dejan ver, pero se sabe de su presencia por los sonidos que emiten. Se dice que su voz es profunda y áspera.

Tradicionalmente se cree que cada casa tiene su domovoi, el cual vive tras el hornillo, bajo el umbral de la puerta o en los establos además de tener bajo su dominio el centro de la casa. En un hogar no puede haber más de uno de estos espíritus y, si uno nuevo intenta establecerse en un hogar, la familia intentaba espantarlo dando escobazos en las paredes y le pedían al antiguo que les ayudara para echarlo. Tener la protección de un domovoi era muy importante en el folclore eslavo y en caso de que una familia tuviera que mudarse, le pedían a su espíritu familiar que se mudara con ellos.

Este espíritu es el guardián de la casa y, si se le mantiene contento, traerá paz y orden ayudando con las tareas domésticas o el trabajo del campo. En el caso de que ocurriera algún infortunio durante la noche, como un incendio o la intrusión de ladrones, se encargaba de despertar a la familia tocándoles las caras. Para compensarle por su trabajo hay que dejarle regalos u ofrendas como leche, avena, tabaco, pan, sal o los restos de la cena, pero si la familia gandulea, abusa de su buena fe o lo desprecian, se enfurecerá y comenzará a actuar como un poltergeist, molestando con ruidos, desordenando la casa o tirando objetos. La palabra barabashka (ruso: бараба́шка; golpeador) es un término peyorativo utilizado para referirse a estos domovye furiosos. Si se le llega a enfadar de una manera incorregible, abandonará la casa, lo cual era visto como una gran catástrofe, ya que su benevolencia era esencial para la subsistencia y bienestar de la familia. En el folclore letón, el espíritu del hogar (análogo al domovoi) pinchaba ocasionalmente a los miembros de la familia mientras dormían. Si estas heridas no dolían, no había que buscarles más significado, pero si eran dolorosas quería decir que el espíritu quería echar a esa familia de la casa.

El domovoi también tenía dones proféticas y se podía predecir el futuro observando su comportamiento. Un domovoi que reía, cantaba, hacía bromas o danzaba quería decir que se avecinaban buenos tiempos, si rasgaba un peine era indicio de que habría una boda en el futuro, pero si se le oía lamentarse por las noches, apagaba velas o se presentaba visiblemente indicaba que un miembro de la casa moriría, por lo general el cabeza de familia. El contacto con el domovoi también servía para interpretar el futuro, ya que si te tocaba con su peluda mano y estaba caliente era indicio que buena fortuna, pero si estaba helada habría que prepararse para malos tiempos.

A los domovye les gustan los animales y suelen cuidar de los caballos, pero sólo de aquellos cuyo color les agrade. Si al espíritu le gusta el color del caballo, lo cuidará con sumo mimo, peinando sus crines y alimentándolo bien, llegando a robar el grano del vecino si su amo no tuviera comida para el animal. Por el contrario, si le desagrada un caballo no dejará de acosarlo, intentado que se extravíe, privándolo de comida y agua o montándolo toda la noche para que no descanse. Por esto los dueños de la casa deben averiguar qué colores prefiere el domovoi antes de adquirir un nuevo caballo.

Domovoi, un espíritu del hogar - Iván Bilibin

Jubokko

El jubokko (japonés: 樹木子; niño árbol) es un yōkai de la mitología japonesa. Este árbol nace en los campos de batalla donde se ha derramado sangre y han muerto cientos de soldados. No se distingue de cualquier otro árbol normal y corriente de la zona, pero al haber crecido nutriéndose de sangre sigue necesitando de ésta para subsistir. Varios folcloristas como Kunio Yanagita e Iwao Hino han llegado a la conclusión de que no hay bases históricas de este yōkai, por lo que seguramente se trate de una invención de Shigeru Mizuki para su Enciclopedia de yōkai.

Cuando un humano pasa cerca de él, lo captura con sus ramas en forma de garras, se las inyecta como si fueran tubos y le succiona toda la sangre, así es como se mantiene fresco y sano. Los restos que no puede consumir el jubokko son devorados por pájaros, insectos y otros animales, hasta que sólo queda un montón de huesos apilados a los pies del árbol. Cuando se corta un jubokko brota sangre de este.

Matthew Meyer

Ashiarai Yashiki

El ashiarai-yashiki (japonés: 足洗邸) es un yōkai de la mitología japonesa. Esta extraña aparición se manifiesta como un gigantesco y sucio pie sin cuerpo. Aparece de noche atravesando el techo de las casas, preferiblemente mansiones o villas, y ordena a los propietarios que lo limpien. Si se cumplen sus deseos, desaparece, aunque volverá a aparecer en noches posteriores, pero si se desoye su petición arrasaría toda la casa. Si el ashiarai-yashiki no deja de aparecer, la única solución para librarse de él sería cambiar de casa.

Ashiarai Yashiki - Utagawa Kuniteru

Harionago

Harionago (japonés: 針女子; mujer gancho) es un terrible yōkai de la mitología japonesa capaz de controlar su pelo. Aparece de noche por los caminos de la prefectura de Ehime, en Shikoku, totalmente indistinguible de una joven normal con el pelo suelto y despeinado. Se usaba a este yōkai para amedrentar a los chicos y que no hablasen con mujeres desconocidas.

Espera de noche a que se le acerque algún hombre solitario, preferiblemente uno joven. Cuando se cruza frente a su víctima, le sonríe con timidez, y si el hombre le devuelve la sonrisa le ataca con su pelo acabado en afilados ganchos hasta despedazarlo. La única manera que existe de salvarse es la de huir hasta casa y tener una puerta lo suficientemente robusta como para aguantar los ganchos de la Harionago. Una vez llegado el día, la Harionago desaparece, pero las marcas y arañazos que dejó en la puerta al intentar atrapar a su víctima perdurarán.

Hannya

Hannya (japonés: 般若, concepto budista de sabiduría) es una máscara utilizada en el teatro noh para representar un oni o demonio femenino (kijo). Estas máscaras servían para representar la transformación o posesión demoníaca de una mujer cuando era consumida por los celos. Tenían cuernos, una boca larga llena de colmillos retorcidos y los ojos de un color metálico. Según su color se indicaba el estatus de la mujer: las máscaras blancas indicaban que la mujer formaba parte de la aristocracia (Rokujō en Aoi no Ue), las ocres eran de mujeres con escasos medios económicos (como la de la obra Dōjōji), y las rojas oscuras indican que la mujer era un auténtico demonio oculto tras un disfraz (Momijigari y Kurozuka).

Escena de la película Onibaba
Las máscaras de hannya se usan en muchas actuaciones noh y kyōgen, al igual que en las danzas kagura. Estas máscaras representan el alma de una mujer que se ha convertido en demonio debido a la obsesión o los celos y sirven para plasmar la complejidad de las emociones humanas, pues al verse de frente son aterradoras, pero al mirar levemente hacia abajo muestran un aspecto afligido y casi lloroso. Etimológicamente proviene del término sánscrito para sabiduría: prajñāpāramitā, la forma más alta de sabiduría budista que conduce a la iluminación. En la obra Aoi no Ue, un sacerdote y una miko exorcizan el espíritu de Lady Rokujo, que se había transformado en un espíritu furioso, del cuerpo de Lady Aoi, a la que había poseído. Cuando lo expulsaron, el espíritu maligno gritó: «¡Oh, qué horrible! ¡La voz de la sabiduría es como un demonio!». También podría provenir de Hannya-bô, un monje artesano cuya leyenda está asociada a la perfección del trabajo bien hecho.

Ilustración de la obra Aoi no Ue - Matsuno Sofu

Shuten Doji

Shuten-dōji (japonés: 酒呑童子; Pequeño borracho) es el mítico líder de los oni del monte Ooe, en la prefectura de Kioto, donde vivía en un palacio rodeado de sus subordinados. Shuten-dōji no nació como un oni. Existen muchas leyendas sobre cómo llegó a convertirse en demonio, pero la mayoría coinciden en que originalmente era un chico humano que nació hace miles de años en Ganbara, en la provincia de Echigo.

Una leyenda dice que nació en Echigo en el período Heian (siglo VIII), cuando los monjes Dengyō Daishi y Kōbō-Daishi estaban en activo, y se convirtió en discípulo del templo Kokojou-ji (japonés: 国上寺), en la base del Monte Kugami (Tsubame, Niigata). A sus doce años de edad era considerado un chico muy bello, pero rechazaba a todas las chicas que le confesaban su amor y éstas morían por despecho. Shuten-dōji quemó todas las cartas de amor que recibió, pero el humo que surgió de estas lo envolvió y se convirtió en un oni. Tras esto vagó de montaña en montaña hasta asentarse en el Monte Ooe. 

Konjaku Gazu Zoku Hyakki - Toriyama Sekien Cien historias de fantasmas de China y Japón
Tsukioka Yoshitoshi
En otra historia es considerado el hijo de un herrero, nacido en Echigo, y permaneció en el vientre de su madre durante dieciséis meses. Cuando nació ya tenía dientes y pelo, era capaz andar y hablar como un niño de cinco años y poseía el intelecto y la fuerza de un joven de dieciséis años, además de tener un fuerte temperamento. Por esto mismo se le rehuía como si fuera un «niño oni». En el Zentaiheiki se dice que fue abandonado por su madre a los seis años, y tras vagar de un sitio a otro se convirtió en oni. Otra versión dice que, ya que era despreciado por su sobrenatural condición, fue entregado a un templo para que lo protegieran, pero el sumo sacerdote realizaba prácticas no ortodoxas y el niño se convirtió en oni al aprenderlas y acercarse al mal camino.

En la ciudad de Wanou (actual Niigata, Niigata) se dice que cuando una mujer embarazada come un pez llamado «tochi», su hijo se convertirá en ladrón si es niño, y en prostituta si es niña. También se dice que una mujer que haya comido de este pez dará a luz un niño después de gestarlo dieciséis meses, y este niño sería Shuten-dōji.

La muerte de Shuten-doji en OeyamaYoshitsuya 
Otra leyenda sitúa su nacimiento en el Monte Ibuki, donde se le considera hijo de la serpiente Yamata no Orochi y de una chica humana. Desde su más temprana edad se convirtió en discípulo en el Monte Hiei, donde se sometió a entrenamiento religioso, pero debido a su gran afición por el sake, que estaba prohibido por el budismo, fue despreciado por todos. Una noche en la que se celebraba un festival religioso, Shuten-dōji, muy borracho, se puso un disfraz de oni y comenzó a gastar bromas a sus compañeros monjes, pero al finalizar la noche fue incapaz de quitarse el traje y la máscara, que estaba unida a su cara. Avergonzado, asustado y regañado por sus maestros por estar borracho, huyó a las montañas donde ya no tendría que interactuar con otros seres humanos, a quienes consideraba como débiles, tontos e hipócritas. Allí vivió en las afueras de Kyoto durante muchos años, donde desarrolló una fuerza sobrehumana y poderes mágicos, además de conocer a Ibaraki-dōji, otro oni, con el que se dirigió a Kyoto. A parte de Ibaraki-dōji también se le asociaron los oni Kuma-doji, Torakuma-dōji, Hoshikuma-dōji y Kanaguma-dōji.

También existe la leyenda de que Shuten-dōji nació en la provincia de Yamato (actual prefectura de Nara). Allí era un discípulo del templo Byakugō-ji hasta que un día encontró un cadáver en una montaña cercana. La curiosidad le hizo llevarse al templo algo de carne y se la dio de comer al sumo sacerdote sin decirle que se trataba de carne humana. Tras esto siguió llevando al templo carne, pero ya no sólo de cadáveres, sino que llegaba a asesinar a otras personas. El sacerdote, que comenzaba a sospechar de Shuten-dōji, siguió a su discípulo en una de sus salidas y así descubrió la horrible verdad. Tras reprenderlo lo abandonó en las montañas y ahí se convirtió en oni. El lugar donde fue abandonado fue llamado «chigo-saka» (colina del discípulo). Otra versión dice que era el hijo del sumo sacerdote de Byakugō-ji, pero a medida que maduraba le crecían garras y un cuerno, hasta que se convirtió en un niño tan rudo como una bestia. El sacerdote, avergonzado por su hijo, lo abandonó y éste se mudó al Monte Ooe, convirtiéndose así en Shuten-doji.

Shuten-dōji mordiendo a Raiko - Katsukawa Shuntei Ilustración actual de Shuten-dōji - Matthew Meyer
Toriyama Sekien lo ilustró en su Konjaku Gazu Zoku Hyakki (japonés: 今昔画図続百鬼; Cien demonios del presente y el pasado ilustrados), donde añadió la siguiente descripción: «Roba a los viajeros que van y vienen por los múltiples caminos de la montaña Ooe y ha acumulado una gran riqueza [...] Se dice que usa a los demonios para apoyarse con el codo, como si fueran sus almohadas. Obliga a las mujeres de buen rostro a que le sirvan alcohol y disfruta bebiendo en grandes cantidades. Sin embargo, tiene el pelo como el de un niño y las desgastadas mangas de su kimono escarlata indican que es un demonio de buen corazón. Conforme va acercándose al final de su vida, se convierte en un monstruo vestido con kimono blanco y algunos de ellos se vuelven religiosos».

Shuten-dōji era uno de los «tres grandes yōkai malignos» junto al kitsune de nueve colas Tamamo-no-mae y el fantasma del Emperador Sutoku, que se convirtió en tengu. Cuando Shuten-dōji se instaló en el Monte Ooe junto a Ibaraki-dōji y sus demás subordinados, estos bajaban a Kyoto de vez en cuando para secuestrar a las hijas de familias nobles y esclavizarlas como sus sirvientas, pero cuando se cansaban de ellas las despedazaban y se las comían crudas. Tan horribles eran sus acciones que el Emperador mandó a Minamoto no Yorimitsu (también conocido como Raiko) para que formase un escuadrón de ataque con sus cuatro lugartenientes: Sakata no Kintoki, Usui no Sadamitsu, Watanabe no Tsuna y Urabe no Suyetake.

Disfrazados de monjes, y con algo de ayuda divina, consiguieron dar con la cueva donde se ocultaban los demonios. Los héroes fueron invitados al festín que estaban teniendo y, para que no sospecharan de ellos, tuvieron que comer la carne de las jóvenes que fueron víctimas de Shuten-dōji. Poco a poco, los oni iban emborrachándose y cogiendo confianza con Raiko y sus hombres, hasta que llegó el momento en que le engañaron dándole un sake envenenado. Shuten-dōji cayó dormido al instante, momento en el que Raiko aprovechó para cortarle la cabeza, pero incluso muerto, la cabeza del demonio se lanzó contra la de Raiko en venganza, y el héroe habría perdido la suya propia de un mordisco si no hubiese sido por su yelmo mágico. La espada que empleó Yorimitsu para cercenar la cabeza del ogro pasó a llamarse Dojigiri, o Matadora de (Shuten) Doji, y actualmente se encuentra en el Museo Nacional de Tokyo.

Los héroes trataron de llevar la cabeza del demonio a la capital, pero en el paso de montaña llamado Oinosaka (japonés: 老ノ坂) fueron advertidos por una estatua de Jizo que les dijo que no debían llevar algo tan impuro a la ciudad. De repente la cabeza se hizo tan pesada que no podían cargar con ella, por lo que la enterraron justo allí, en las afueras. Otra versión dice que al morir Shuten-dōji, arrepintiéndose de todos sus crímenes pasados, deseó ayudar a todas aquellas personas que sufrieran enfermedades de la cabeza, y por esto fue deificado como una gran y sabia deidad (daimyoujin). Se cree que la copa y la botella de veneno que usó Minamoto no Yorimitsu para paralizar a Shuten-dōji se encuentra guardada en el templo Nariai-ji de Kyoto.

La cabeza de Shuten Doji cargada en un carro de bueyes - Hishikawa Moronobu

Kejoro

La kejōrō (japonés: 毛倡妓; Prostituta peluda) es un yōkai de la mitología japonesa. Este espíritu fue mencionado por primera vez en el Konjaku Gazu Zoku Hyakki (japonés: 今昔画図続百鬼; Cien demonios del presente y el pasado ilustrados) de Toriyama Sekien. Se aparece como una bella prostituta con una larga melena que le cubre el rostro y el cuerpo, pero al inspeccionarla más de cerca se descubre que todo su cuerpo está hecho o cubierto de pelo. Así la describió Sekien en su obra: «Un elegante caballero fue al lugar de las prostitutas, y por una de las ventanas del burdel vio la espalda de una mujer de larga cabellera. Pensó que se trataba de la mujer que había contratado, pero al verla se dio cuenta de que no solo en la frente y la cara, sino en todo su cuerpo le crecía pelo, no se veían por ningún lado los ojos. Al ver eso se espantó y el caballero murió». Con el tiempo, este yōkai saltó de la obra de Sekien y se hizo muy popular en los kibyōshi (japonés: 黄表紙; libro amarillo) durante el período Edo

Kejoro ilustrada en el Konjaku Gazu Zoku Hyakki - Toriyama Sekien

Gashadokuro

El gashadokuro (japonés: がしゃどくろ; Esqueleto hambriento o esqueleto que castañea), también conocido como ōdokuro (esqueleto gigante), es un yūrei o fantasma vengativo de la mitología japonesa.

Los gashadokuro son espíritus que han adoptado la forma de esqueletos gigantes, quince veces más altos que un humano, y se dice que están compuestos por los huesos de varias personas que murieron de hambre. Aparecen en el campo cuando ya ha pasado la medianoche, avisando de su presencia con el castañeo de sus dientes y huesos, los cuales suenan como «gachi gachi». Cuando se topan con un humano a altas horas de la noche les arrancan la cabeza y se beben su sangre en un intento de saciar el hambre por la cual murieron. La aparición de estos fantasmas suele estar precedida de una guerra o hambruna, cuando la gran cantidad de fallecidos por una muerte horrible y dolorosa no reciben la adecuada sepultura. Estas muertes traumáticas impedían a las almas descansar en paz y regresaban como espíritus vengativos y hambrientos.

El registro más antiguo sobre el gashadokuro data de hace mil años. De acuerdo con la leyenda, un samurái llamado Taira no Masakado se rebeló contra el gobierno central y, su hija, Takiyasha-hime, famosa hechicera, decidió continuar con el objetivo de su padre cuando éste fue capturado y asesinado por sus enemigos. Utilizando magia negra, invocó a un gran esqueleto que atacó la ciudad de Kyoto.

La bruja Takiyasha y el esqueleto espectralUtagawa Kuniyoshi

Pirálide

El pirálide, también conocido como pirótoco, (latín: pyrallis/pyrotocon) es un insecto ficticio descrito por Plinio el Viejo en libro XI de su Historia Natural. Plinio catalogaba a este animal como el insecto del fuego y, según él, vivía en los hornos de bronce de Chipre. Tiene el tamaño de una mosca grande, cuatro patas y alas. Se le podía ver revolotear entre las llamas de los hornos y siempre que estuviera en contacto con el fuego, vivía, pero si su vuelo se alejaba un poco de éste, moría. Corre el rumor de que este animal también tenía características de dragón, pero esto es debido al añadido de Una Woodruff en Inventorum Natura (1979), obra ficticia sobre los viajes de Plinio.

Sir-Pumpkinhead

Kage onna

Kage-onna (japones: 影女; mujer sombra) es un yōkai de la mitología japonesa. Este espectro aparece como la sombra de una joven mujer cuando la luz de la luna alumbra las puertas corredizas de los hogares japoneses. Es totalmente inofensiva, pues no interacciona de ninguna manera con los habitantes ni elementos de la casa, aunque su sola presencia fantasmal sirve para inquietar o espantar a cualquiera.

Toriyama Sekien ilustró a este espectro en su Konjaku Hyakki Shūi (japonés: 今昔百鬼拾遺; Suplemento de los cien demonios del presente y el pasado) con la siguiente descripción:
En los lugares donde moran los monstruos, cuando la luz lunar alumbra, suele proyectarse en las ventanas de papel la sombra de una mujer. En el libro de Zhuangzi está escrito sobre la vista y el mōryō (espíritu originario de China). Aquí la palabra vista es la sombra humana. El mōryō es una silueta tenue que esta junto a la sombra.
Shigeru Mizuki añadió en su Enciclopedia Yokai que las kage-onna suelen instalarse en aquellos hogares donde tan sólo vive un hombre. En esta obra cuenta una historia en la que un samurái fue a visitar a un amigo que había enviudado. Tras un rato de charla y copas, vio cómo se perfilaba la sombra de una mujer tras una de las puertas corredizas, por lo que le dijo a su amigo que creía que vivía solo y que no se había vuelto a casar. El amigo le contestó que así era, que esa sombra era la kage-onna y que, aunque se tratase de un ser fantasmal, agradecía una presencia femenina en la casa. Cuando terminaron de beber y salieron afuera, vieron a una extraña vieja con un pequeño tamboril colgando del cuello yendo y viniendo en torno a la puerta principal. Puede que esa fuera la auténtica forma de la kage-onna.

Ilustración de la Kage-onna por Toriyama Sekien

Urco

El perro de Urco (gallego: can do Urco), también conocido como perro del mar (gallego: can do Mar) o simplemente Urco, es un animal fantástico de la mitología gallega. Este ser aparece bajo el aspecto de un gran perro negro o blanco con cuernos y orejas largas que sale del mar arrastrando cadenas. En Asturias es conocido como Güercu, castellanizado como Huerco, donde también adopta la forma de un familiar fallecido.

En Galicia es un símbolo de mal agüero, y sale del mar por la noche emitiendo horribles aullidos, siendo considerado un presagio de muerte. Según el mito, los Urcos emergían en las orillas del río Lérez, procedentes de un ficticio lugar tenebroso conocido como Borrón, un lugar del Otro Mundo que estaba debajo del mar. También adoptaba la forma de otros animales, como la de una becerra seguida por una jauría de perros que ladran y aúllan sin cesar, saliendo a la medianoche y paseándose por las encrucijadas de caminos.

En Pontevedra, la leyenda del Urco se incluyó entre las celebraciones del Entroido. Según Antón Fraguas, a partir de 1876 se anunció a este monstruo en los carnavales bajo la forma de un enorme y feroz perro «capaz de tragarse de un solo mordisco veinte sacos de calderilla con la misma facilidad con que un burro se traga dos granos de cebada».

Gunnerkrigg

Adramelec

Adramelec, también conocido como Adrammelech, Adramelek o Adar-malik, (hebreo: אַדְרַמֶּלֶךְ, El glorioso es el rey) era una especie de dios solar relacionado con Moloch. El centro de su culto era la ciudad de Sippar (Sefarvaim) y, según la Biblia (2 Reyes 17:31), sacrificaban niños en su honor.

Como otros muchos dioses paganos, Adramelec se convirtió en un demonio en la tradición judeo-cristiana, y así lo recoge Collin de Plancy en su Diccionario Infernal: «Gran canciller del infierno, encargado del guardarropa de los demonios soberanos (Satán) y presidente del Consejo Superior de los demonios. Era adorado en Sépharavaim, ciudad de los asirios, que quemaban niños en sus altares. Los rabinos dicen que se mostraba con el rostro de una mula, y en ocasiones con la de un pavo real».

Adramelec también aparece en la obra de John Milton, El paraíso perdido, donde es descrito como un antiguo Trono que se rebeló y fue derrotado por los arcángeles Uriel y Rafael: «Otro tanto acaecía en los dos extremos de la batalla, donde Uriel y Rafael triunfaban de sus orgullosos enemigos, Adramalec y Asmodeo a pesar de sus gigantescas fuerzas y sus diamantinas armaduras, viéndose ambos tronos castigados cuando más prepotentes se creían, y caídos de su altivez, sin que sus armas y defensas los preservaran de huir cubiertos de horribles heridas».

Ilustración de Adramalec en el Diccionario Infernal - Collin de Plancy

Tritón

Los tritones (griego: Τριτων) eran un grupo de deidades marinas que participaban en el séquito de Poseidón. Eran hombres con cola de pez, originados posiblemente por la pluralización del dios Tritón. A veces también son representados con dos colas de pez en lugar de piernas. También están los tritones llamados ictiocentauros (centauros pez), Afros y Bitos, los cuales tenían cuerpo humano, cola de pez y patas delanteras de caballo, además de estar coronados con pinzas de crustáceo a modo de cuernos. Este par de ictiocentauros eran hijos de Cronos y Filira según la Suda, hermanos de Quirón, y son representados acompañando a Afrodita tras su nacimiento.

Por lo general, los dioses marinos o fluviales de la mitología griega tenían características de tritón: torso humano y cola de pez, como Glauco o Aqueloo. Fuera de la mitología clásica existen tritones, también conocidos como sirenos, por toda clase de folclores y culturas. Son los machos de las sirenas y, a diferencia de estas, suelen ser descritos como feos y poco atractivos.

Ictiocentauros en un mosaico encontrado en Zeugma
Ictiocentauros en El nacimiento de VenusBouguereau

El Tritón original era hijo del dios Poseidón y la nereida Anfítrite, así lo dice Hesíodo en su Teogonía: «De Anfitrite y del resonante Ennosigeo (el que agita la tierra, Poseidón) nació el fornido y enorme Tritón, que en las profundidades del mar, junto a su madre y soberano padre, habita palacios de oro, terrible dios». Aparece como asistente de su padre en el mito de Deucalión y Pirra (el diluvio universal) dado en Las metamorfosis de Ovidio, donde es descrito de color azul (cerúleo), con barba, los hombros cubiertos de conchas y con una caracola que al soplarla podía gobernar las aguas: «Tampoco permanece la cólera del mar; dejando a un lado su arma de tres puntas, el señor del piélago calma las aguas, llama al cerúleo Tritón, que aparece en la superficie del abismo con los hombros cubiertos de colonias de púrpuras, y le ordena soplar su resonante caracola y hacer retroceder a una señal a las aguas del mar y a los ríos [...] Entonces también, cuando la bocina, al rozar los labios del dios, húmedos entre la barba empapada, se llenó de aire e hizo sonar la señal de retirada, fue oída por todas las aguas de la tierra y del mar, y a todas las aguas que la oyeron las hizo retroceder».

La caracola de Tritón toma cierta relevancia en la lucha contra los gigantes según lo contado en la Astronómica atribuida a Higinio, donde, asustados por el extraño sonido que emitía, huyeron:
«De acuerdo con Eratóstenes, se cuenta otra historia sobre los asnos. Después de que Júpiter declarase la guerra a los gigantes, convocó en combate a todos los dioses, y Liber Pater (Dioniso), Vulcano, los sátiros y los silenos llegaron montados sobre asnos. Cuando apenas distaban del enemigo, los asnos entraron en pánico y rebuznaron con un estrépito que los Gigantes no habían escuchado antes. Por este ruido el enemigo huyó y por esto fue vencido.
Hay una historia similar a ésta sobre la caracola de Tritón. Él, también, después de haber vaciado la trompeta que había inventado, se la llevó contra los gigantes, y sopló extraños sonidos a través de la caracola. Los gigantes, temiendo alguna bestia salvaje traída por sus enemigos, se dieron a la fuga y por esto fueron superados».
Pausanias cuenta en el libro IX de su Descripción de Grecia la leyenda de un tritón que merodeaba por Tanagra, donde actuaba de manera similar a un sátiro por su afición al vino y las mujeres. Tras esta historia describe a un tritón que vio en Roma:
«En el templo de Dioniso es digna de ver la imagen, que es de mármol pario y obra de Cálamis, y la del Tritón es todavía más admirable. La leyenda más venerable respecto a él dice que las mujeres de Tanagra bajaron al mar antes de las orgías de Dioniso para purificarse, y que cuando estaban nadando, el Tritón las atacó. Las mujeres rogaron a Dioniso que fuese en su ayuda, y el dios las escuchó y venció en la batalla al Tritón. La otra leyenda tiene menos prestigio que la anterior, pero es más creíble. En efecto, ésta dice que todos los ganados que eran llevados al mar los acechaba el Tritón y los robaba; y que atacaba también barcos pequeños, hasta que los de Tanagra le pusieron delante una crátera de vino. Dicen que él al punto fue atraído en seguida por el olor, y después de beber se dejó caer dormido en la playa, y uno de Tanagra lo golpeó con el hacha y le cortó el cuello. Por esto no tiene cabeza. Y como lo cogieron ebrio, consideran que murió a manos de Dioniso.
He visto también otro Tritón entre las maravillas de Roma, que es de tamaño inferior al de los de Tanagra. Los Tritones presentan este aspecto: tienen en la cabeza pelo como las ranas de las lagunas y no sólo en cuanto al color, sino también en que no se puede separar un pelo de los otros. El resto de su cuerpo está erizado con finas escamas como el pez lija. Tienen branquias bajo las orejas y nariz de hombre, pero una boca más ancha y dientes de animal. Sus ojos, según creo, son claros, y tienen manos, dedos y uñas parecidas a las conchas marinas. Debajo del pecho y del vientre tienen una cola como la de los delfines en lugar de pies».
Esta afición al vino también aparece en las Descripciones de cuadros de Filóstrato: «Vayamos, sin embargo, a lo que se ve en el cuadro: el río yace en un lecho de racimos, su fuente brota a borbotones, sin mezcla alguna, en derredor crecen los tirsos como las cañas junto al agua, transformando la tierra y lo que en ella hay en estos banquetes para tritones que ya desde el nacimiento del río se juntan y sacan vino de él con la ayuda de unas conchas. Los unos beben, otros soplan hacia fuera, pero los hay también que, completamente bebidos, bailan».

Claudio Eliano también habló del tritón de Tanagra en su Historias de los animales, pero el ejemplar que vio estaba muerto y no cita nada de su enfrentamiento con Dioniso. En sus textos cita que aun estando muerto maldijo a un hombre que profanó su cuerpo para corroborar la naturaleza del espécimen:
«Sobre los tritones, los pescadores aseguran que no tienen una idea clara ni prueba evidente de su existencia, pero corre la leyenda muy difundida de que en el mar existen, ciertamente, algunos monstruos antropomorfos desde la cabeza a la cintura. Dice Demóstrato, en su tratado sobre la pesca, que vio en Tanagra un tritón en conserva. Y añade que era semejante, en muchos aspectos, a los representados en estatuas y en pinturas, pero su cabeza estaba tan estropeada por el tiempo y era tan borrosa, que no era fácil distinguirla y reconocerla. "Y al tocarla yo cayeron escamas ásperas, duras y resistentes. Uno del Consejo, de los elegidos por votación para gobernar a Grecia y a quienes se les confía el mando por un solo año, tratando de verificar la naturaleza de lo que veía, arrancó un poco de piel, lo arrojó al fuego y, al quemarse el trozo arrojado, un acre olor llegó a las narices de los presentes. Pero —dijo— no pudimos saber si el monstruo era de naturaleza terrestre o marina. Mas el experimento no le reportó ningún beneficio, porque poco después perdió la vida al atravesar un estrecho pequeño y angosto en una corta embarcación de seis remos. Y —decían los habitantes de Tanagra, según refiere él— esto le sucedió porque había profanado al Tritón y —declaraban— fue sacado sin vida del mar y, al sacarlo, soltaba un liquido semejante en el olor al de la piel del tritón cuando la echó al fuego y la quemó". 
De dónde vino errante este tritón y cómo vino a quedar varado en tierra son circunstancias que deben explicar los de Tanagra y Demóstrato. En vista de esto, yo reverencio al dios, y es justo prestar crédito a un testigo de tal autoridad. Sea Apolo de Dídima suficiente garantía para toda persona de corazón sano e inteligencia vigorosa. En efecto, él dice que Tritón es una criatura marítima. He aquí sus palabras: "El hijo de Poseidón, monstruo del mar, sonoro Tritón se encontró cuando nadaba con la acometida de un cóncavo navío". Así pues, si el dios que todo lo sabe dice que existen los tritones, nosotros no debemos ponerlo en duda».
Tritón - Jacques de Gheyn III