Dominaciones

Se conoce como dominaciones o dominios (latín: dominatio; griego: κυριότητες, kyriotētes, señores) a los ángeles pertenecientes al primer coro de la segunda jerarquía celeste establecida por Dionisio Areopagita, estando por encima de las virtudes y de los principados. Santo Tomás recogía en su Suma de Teología que se llamaba dominaciones a estos ángeles porque los demás están sometidos a obedecerlos. Fueron mencionados en Colosenses 1:16 entre otros seres celestiales:
Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
Para Dioniso, el nombre de estos ángeles indicaba que estaban libres de cualquier condición servil, ya sea como la sujeción que sufre la plebe o una opresión tiránica como la que podrían sufrir los poderosos de una entidad superior. También plasmaba el gobierno severo e inflexible que ejercían y la participación en el dominio que se encuentra en el mismo Dios.

The Joy of the righteous in the Lord - tríptico de Victor Mikhailovich Vasnetsov

Stolas

Stolas, también conocido como Stolos, es un demonio mencionado en diversos grimorios y textos de ocultismo. Es el trigésimo sexto espíritu mencionado en el Ars Goetia, donde se dice que es un gran y poderoso príncipe infernal. En un principio aparece con la forma de un ave nocturna, un búho según el Diccionario infernal, pero luego adopta forma humana ante el exorcista. Enseña astronomía y conoce las propiedades de las plantas y las piedras preciosas. Gobierna sobre veintiséis legiones de demonios y debe usarse su sello durante su invocación. -

Ilustración de Stolas para el Diccionario infernal - Louis le Breton

Tronos

Los Tronos (griego: θρόνος, pl. θρόνοι; Latin: thronus, pl. throni) son una clase de seres celestiales mencionados por San Pablo en Colosenses 1:16, equivalentes a los Ofanim (hebreo: אוֹפַנִּים; ’ōphannīm; singular: אוֺפָן ’ōphān; Ruedas) del judaísmo, conocidos también como «Ruedas de Galgallim» o «Los de muchos ojos». En la teología cristiana, pertenecen al tercer coro de la primera jerarquía de ángeles, tras los serafines y querubines. Según Maimónedes, pertenecen al segundo rango de los coros en la jerarquía angelical judía. Son los encargados de cargar con el trono de Dios.

Son las ruedas que vio Ezequiel (Ez 1:15-21) en su visión del carruaje junto a los Querubines (los seres vivientes), que cargaban el trono de Dios guiando a los Tronos:
«Miré a los seres vivientes, y vi que había una rueda en la tierra junto a cada uno de los seres vivientes de cuatro caras. El aspecto de las ruedas y su hechura era como el brillo del crisólito, y las cuatro tenían la misma forma; su aspecto y su hechura eran como si una rueda estuviera dentro de la otra rueda. Cuando andaban, se movían en las cuatro direcciones, sin volverse cuando andaban. Sus aros eran altos e imponentes, y los aros de las cuatro ruedas estaban llenos de ojos alrededor. Cuando los seres vivientes andaban, las ruedas se movían con ellos. Y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas también se levantaban. Adondequiera que iba el espíritu, iban ellos en esa dirección. Y las ruedas se levantaban junto con ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas».
También son mencionados en el Libro de Enoc (61:10, 71:7) junto a los Serafines y Querubines, siendo los guardianes insomnes del trono de Dios.
«Mi espíritu vio un círculo que rodeaba de fuego esta edificación y en sus cuatro esquinas había fuentes de fuego vivo. Alrededor de ella había serafines, querubines y ofanines, estos son los que no duermen y vigilan el trono de su gloria».
Libro de Enoc (71:6-7)
Cinemamind

Raum

Räum, también llamado Raim en el Pseudomonarchia Daemonum y Aym en el Diccionario infernal, es un demonio mencionado en diversos grimorios y textos de ocultismo. Es un gran conde del infiero y el cuadragésimo espíritu listado en el Ars Goetia, donde se dice que aparece con la forma de un cuervo y que adopta forma humana al mandato del exorcista. Se encarga de robar los tesoros de los reyes y llevarlos a donde se le ordena, destruye ciudades y dignidades y dice todas las cosas pasadas, presentes y futuras, lo que es y lo que será. El Diccionario infernal añade que además de destruir las dignidades de los hombres, también las puede otorgar. Puede provocar la amistad entre amigos y enemigos. Pertenecía al coro de los Tronos, gobierna sobre treinta legiones de demonios y debe usarse su sello para su invocación.

Muratgul

Ángel

Un ángel (del latín: angĕlus; griego: ἄγγελος, ángelos; 'mensajero') es un ser mitológico inmaterial o espiritual presente en varias religiones. En las religiones abrahámicas y en el zoroastrismo aparecen como seres benevolentes que actúan como intermediarios entre la tierra y el Cielo o como guías espirituales. Los ángeles además actúan como mensajeros, ejecutando los juicios de Dios y sirviendo a los creyentes. Desde este punto de vista, los ángeles son normalmente considerados como criaturas de gran pureza destinadas en muchos casos a la protección de los seres humanos. En este sentido, en el cristianismo, se habla del ángel de la guarda o ángel custodio, que sería aquel que Dios tiene señalado a cada persona para protegerla.

A finales del sigo IV los Padres de la Iglesia acordaron que existía cierta jerarquía entre los ángeles, con misiones y actividades asignadas a cada escalafón, siendo los ángeles la categoría más inferior ya que son los más cercanos a los hombres. Esta rama de la teología que se ocupa de los ángeles se denomina angelología.

Primera jerarquía
Segunda jerarquía
Tercera jerarquía
SerafínDominacionesPrincipados
QuerubínVirtudesArcángeles
TronosPotestadesÁngeles

Teológicamente son seres espirituales, sin género ni necesidades biológicas, como comer, respirar o reproducirse, pero en el arte de hasta el siglo XIX son representados como seres humanos andróginos, dotados de alas y una aureola en sus cabezas. En Daniel 8:15 se describe al arcángel Gabriel con forma de hombre, al igual que los ángeles que visitaron a Lot en Sodoma, como se menciona en Génesis 19:1-5. Según el islam, los ángeles (ملاك, malāk) son seres hechos de luz, de gran belleza y de alas de múltiples colores, carentes de libre albedrío, a diferencia de los humanos y los djinn, ya que sólo podían ejecutar las ordenes de Alá

En las representaciones cristianas más antiguas, fechadas a mediados del siglo III, los ángeles aparecían sin alas, y sólo comenzaron a ser representados como humanos alados a partir de los tiempos de Teodosio I (siglo IV). En ese mismo periodo, San Juan Crisóstomo explicó el significado de las alas de los ángeles: «Manifiestan la sublimidad de su naturaleza. Eso es por lo que Gabriel es representado con alas. No es que los ángeles tengan alas, pero deberíais saber que dejan las alturas y la más elevada morada para acercarse a la naturaleza humana. Por lo tanto, las alas atribuidas a estos poderes no tienen otro propósito que indicar la alteza de su naturaleza».


Aunque en la Biblia describen las funciones de los ángeles como mensajeros de Dios no se indica en qué día de la creación aparecieron, pero muchos cristianos están de acuerdo en que fueron seres creados por Dios según Salmos 148: 2-5: «Alabadle, vosotros todos sus ángeles; Alabadle, vosotros todos sus ejércitos... Alaben ellos el nombre del Señor, pues El lo ordenó y fueron creados». En el concilio Vaticano I se concordó que el hombre fue creado después de los ángeles, y según Mateo 24:36, aunque los ángeles poseen un conocimiento superior al del hombre, no son omniscientes.

Según la Cábala, hay cuatro mundos y nuestro mundo es el último de ellos: el mundo de la acción (Assiyah). Los ángeles existen en los mundos de arriba como «administradores» de Dios. Son una extensión de Dios para producir efectos en este mundo. Cuando un ángel ha completado su tarea, deja de existir.

En el judaísmo, Maimónides estipuló una jerarquía angelical de diez rangos en su Yad ha-Chazakah, comenzando por los más altos. Según las interpretaciones de la Aurora Dorada de la Cábala había 10 arcángeles al mando de cada coro angelical, al que correspondía uno de los sefirot.

Rango
Coro
Traducción
Arcángel
Sefirot
1
Chayot Ha KodeshSantos seres vivientesMetatrónKéter
2
OfanimRuedasRazielJojmá
3
ErelimLos bravosTzaphkielBiná
4
HashmallimLos brillantes; los de color ámbar TzadkielJesed
5
SerafínLos ardientesCamaelGeburá
6
MalakimLos mensajeros; ángelesRafaelTiféret
7
ElohimLos seres divinosHanielNetsaj
8
Bene ElohimHijos de los ElohimMiguelHod
9
QuerubínLos cercanos; poderososGabrielYesod
10
AshimHombres (como los hombres); llamasSandalfónMaljut

El Islam no establece entre los ángeles jerarquías complejas como la cristiana y judía. Hay cuatro ángeles que se consideran principales, Yibril, Azra'il, Mika'il e Israfil, todos ellos mencionados en el Corán salvo Azra'il, y otros ángeles menores. Yibril o Yibra'il (Gabriel) es el jefe de todos los ángeles y es también el mensajero de Dios para todos los profetas. Es el instrumento de la revelación no solo del Corán sino también de los Evangelios, los Salmos y la Torá a sus destinatarios respectivos. Azra'il (Azrael) es el ángel de la muerte, encargado de que el alma humana abandone el cuerpo. La separación de alma y cuerpo puede hacerse de un modo más dulce o más violento dependiendo del comportamiento que haya tenido la persona en vida. Mika'il (Miguel) es el segundo después de Gabriel, el ángel de la misericordia que trae las lluvias y el trueno. Por último, Israfil (Rafael) es el encargado de dar la señal de la llegada del Día del Juicio, con la «trompeta de la verdad», y de sembrar las almas en sus cuerpos antes de nacer.

Un ángel que desobedeciera o se rebelase contra los mandatos de Dios sería expulsado del Cielo (Pedro 2:4). Cuando esto ocurre son conocidos como ángeles caídos (término que no aparece en la Biblia), y posteriormente como demonios según la demonología cristiana medieval. Junto a los Grigori y Semyazza, el más conocido es Lucifer, uno de los querubines, que intentó ser semejante a Dios en poder y pecó de orgullo. 

Gethsemane - Carl Heinrich Bloch

Amdusias

Amdusias, también llamado Amdukias y Amduscias en el Pseudomonarchia daemonum, es uno de los poderosos duques del infierno. Es el sexagésimo séptimo demonio listado en el Ars Goetia, donde se dice que aparece con el aspecto de un unicornio, pero puede adoptar forma humana si se lo manda su invocador. Da conciertos si se le ordena, haciendo que suenen trompetas y otros instrumentos musicales de la nada, aunque no sonarán de inmediato. Hace que los árboles se inclinen ante su voz a petición del exorcista y otorga excelentes espíritus familiares. Rige sobre veintinueve legiones de demonios y se debe usar su sello a la hora de invocarlo.

Amdusias en el Diccionario infernal de Collin de Plancy - Louis le Breton

Amazonas

Amazona (en griego antiguo: ἈΑμαζόνες) es, en la mitología clásica, gente de un antiguo pueblo conformado y gobernado íntegramente por mujeres guerreras.

Entre los griegos clásicos, la palabra recibía una etimología popular según la cual procedía del a-privativo y mazos ("sin pecho"), relacionado con la tradición etimológica que decía que las amazonas se cortaban o quemaban el pecho derecho, para poder ser capaces de usar el arco con más libertad y arrojar lanzas sin la limitación y obstrucción física. No hay indicios de esta práctica en obras de arte, en las que las amazonas siempre son representadas con ambos pechos, aunque con el derecho frecuentemente cubierto.
No tienen pechos derechos, pues cuando aún son bebés sus madres ponen al rojo un instrumento de bronce fabricado para este único fin y lo aplican al pecho derecho para cauterizarlo, de forma que su crecimiento se detiene, y toda su fuerza y volumen se desvía al hombro y el brazo derechos.
Heródoto las llamó Andróctonas (‘asesinas de varones’) y afirmaba que en lengua escita eran llamadas Oiorpata, que habría tenido este significado. Mientras que, en la Ilíada, se nombra a las amazonas como Antianiras (las que luchan como varones). Llevaban arcos de bronce y cortos escudos en forma de media luna; sus yelmos, ropas y ceñidores estaban hechos con pieles de fieras salvajes.

Anselm Feuerbach - Die Amazonenschlacht
Lisipe (Λυσίππη), hija de Ares y la náyade Harmonía, fue la primera reina de las Amazonas e instituyó numerosos preceptos y costumbres en su pueblo. Una de las más importantes fue dividir a los hombres de las mujeres. Los primeros estarían encargados de las tareas domésticas, por lo que eran lisiados desde pequeños. A las niñas les correspondía la gobernanza, la caza y la guerra. Durante su reinado, la tribu de las amazonas vivía junto al río Amazonia. Lisipe rechazaba la idea del amor y el matrimonio, por lo que Afrodita, ofendida, infundió en Tanais, el hijo de Lisipe, una pasión incestuosa por su madre, y él se quitó la vida tirándose al río. Lisipe, atormentada por el ánima de su hijo, abandonó junto a su pueblo el río que llamarían Tanais en su honor y emigró hacia la costa del mar Negro hasta aposentarse el la desembocadura del río Termodonte, donde fundaría la gran capital de las Amazonas: Temiscira.

En algunas versiones del mito, ningún varón tenía permiso para mantener relaciones sexuales o residir en el país de las amazonas; sin embargo, una vez al año, para evitar la extinción de su raza, éstas visitaban a los gargarios, una tribu vecina. Los niños varones que resultaban de estas visitas eran sacrificados, enviados de vuelta con sus padres o abandonados a su suerte; los que se quedaban con ellas les amputaban un miembro o los dejaban ciegos para que fueran sus sirvientes. Las amazonas conservaban a las niñas, quienes eran criadas por sus madres y adiestradas en las labores del campo, la caza y el arte de la guerra.

Otrera, también llamada Hipo (caballo) sucedió a su madre, la reina Lisipe y co-reinó con sus hermanas Marpesia y Lampedo. Era hija de Euro (dios del viento del este) y consorte de Ares. Con él tuvo a Hipólita, Melanipa, Antíope y Pentesilea.

En la cultura griega las amazonas aparecen invariablemente como antagonistas de los griegos. Los relatos mitológicos frecuentemente narran los enfrentamientos entre los héroes griegos y las reinas amazonas, por ejemplo el duelo de Aquiles contra Pentesilea en la Guerra de Troya, o el combate de Heracles contra Hipólita, hermana de la anterior, como parte de uno de sus doce trabajos. En la escultura, las amazonas eran representadas batallando con guerreros griegos en amazonomaquias, o heridas como producto de dicho encuentro.

El noveno trabajo de Heracles fue conseguir para Admete, la hija de Euristeo, el cinturón de oro de Ares que llevaba Hipólita, la reina de las amazonas de por aquel entonces. En una versión de la historia, Hipólita se enamora de Heracles y le da el cinturón voluntariamente, pero Hera, disfrazada de amazona, fue esparciendo rumores de que Heracles y sus hombres habían llegado a sus tierras para secuestrar a Hipólita. El resto de amazonas cargaron contra ellos, por lo que Heracles se vio obligado a matar a Hipólita y robarle el cinturón.

Otras fuentes dicen que Teseo secuestró a Hipólita y le dio su cinto a Heracles, que en recompensa le permitió quedarse con Antíope como esclava. En otra versión de la historia, Heracles secuestra a una de las hermanas de Hipólita, Melanipa, exige el cinturón como rescate y libera a la amazona cuando lo obtiene.

Cuando las amazonas invadieron Licia, Yóbates, el rey de este país, envió a Belerofonte con la esperanza de que encontrase la muerte a manos de las mujeres guerreras. Sin embargo, Belerofonte, que montaba el caballo alado Pegaso, resultó triunfador.

El poema perdido Etiópida narra la breve participación de las amazonas durante la Guerra de Troya. Los aqueos llevaban diez años sitiando la ciudad y su principal guerrero, Aquiles, había matado a Héctor, el héroe de los troyanos. Bajo el mando de su reina Pentesilea «tracia de nacimiento», las amazonas desafían a los aqueos. Sin embargo, Aquiles mata a Pentesilea en combate y las amazonas se retiran derrotadas. El episodio también es referido brevemente por dos autores latinos posteriores: el poeta Virgilio y el historiador Justino.

Kazuma Kaneko - Diseño para el videojuego Megami Tensei 

Belfegor

Belfegor (hebreo: בַּעַל-פְּעוֹר‎ baʿal-pəʿōr - Señor de la Apertura) es, en demonología, un demonio, uno de los siete príncipes del Infierno. Belfegor tienta a los hombres dotados de ingenio implantando en sus mentes ideas de inventos a través de los cuales puedan obtener riquezas fáciles y abundantes en contra de lo que sugieren la justicia y la honradez. Según demonólogos del siglo XVI, su poder es más fuerte en el mes abril o en el signo aries. El arzobispo y cazabrujas Peter Binsfeld lo consideraba el demonio que encarna el pecado capital de la Pereza en la tradición cristiana y decía que tienta a los hombres induciéndolos al conformismo, a la parálisis de toda superación personal.

Belfegor se originó a partir del dios asirio Baal-Peor, el cual era un dios que los moabitas adoraban en el monte Fegor (Baal de Fegor; Beelfegor). Baal-peor es mencionado en la Biblia en: Números 25, Salmos 106: 27-29, Oseas 9:10 y Deuteronomio 4:3. En todas estas menciones se hace referencia a la misma historia, en la que miles de israelitas aceptaron la invitación de mujeres moabitas para fornicar en las enormes orgías que se le ofrecían a Baal-peor como parte de los rituales de adoración: 
«Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab, las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses. Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Jehová se encendió contra Israel. Y Jehová dijo a Moisés: Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos ante Jehová delante del sol, y el ardor de la ira de Jehová se apartará de Israel. Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: Matad cada uno a aquellos de los vuestros que se han juntado con Baal-peor».
Números 25: 1-5
Se le alababa en forma de falo y se le describía en escrituras cabalísticas como El disputador, enemigo del sexto sefirot: la belleza (tiféret). Su trabajo consistía en esparcir discordia y guiar a los hombres hacia el mal a través de promesas de bienes terrenales. En el Diccionario Infernal de Collin de Plancy es mencionado como un embajador del Infierno, encargado de Francia, siendo su enemiga María Magdalena, patrona de dicho país.

Puede aparecer con el aspecto de una hermosa mujer o como un demonio musculoso, de varios metros de estatura, con una larga barba, cuernos, cola y unas largas y sucias garras. Los antiguos rabinos afirmaban de forma despectiva que a Belfegor se le debía adorar o invocar con excrementos, por lo que también suele aparecer sentado sobre un inodoro.

Church Grim

El Chuch Grim, Kirk Grim, Kyrkogrim (sueco) o Kirkonväki (finlandés) es un espíritu del folclore inglés y escandinavo que vela por el bienestar de la iglesia a la que está asociado. Pueden aparecer como perros negros u otros animales, como carneros, caballos, gallos o cuervos, o como pequeñas personas deformes de piel oscura. Los Church grims podían ser un presagio de muerte, tañendo la campana de la iglesia a medianoche para avisar de la muerte de un importante miembro de la comunidad. Según algunos relatos podían ser vistos en un funeral, observando desde la torre de la iglesia en su forma de perro. El sacerdote oficiante podría ser capaz de juzgar por su expresión y comportamiento la manera en la que el fallecido iría al otro mundo.

En Suecia, los kyrkogrim son los espíritus de los animales que fueron sacrificados por los primeros cristianos en la construcción de una nueva iglesia. En algunas partes de Europa, como Gran Bretaña y los países escandinavos, se creía que el primer hombre enterrado en un nuevo cementerio era el encargado de proteger a la iglesia del Diablo. Para salvar a un alma humana de este deber se debía enterrar vivo un perro completamente negro en el lado norte de la iglesia, así se crearía un espíritu guardián, el Church Grim, con el fin de proteger a la iglesia.

El Kirkonväki nórdico o escandinavo también aparecen como fantasmas de piel pálida, de los que se dice que son los espíritus de la gente que vivía en las proximidades de la iglesia que ahora 'guardan'. William Henderson en su Folk-Lore de los Condados del Norte (p.274) afirma que estos guardianes son los espíritus de un sacrificio que se celebró en la inauguración de los cimientos, y señala que los Kirkogrim de Suecia aparecen en la forma de un cordero, que, en los primeros tiempos del cristianismo en Suecia, era sepultado bajo el altar.

Mara

Una mara (Protogermánico: marōn; anglosajón: mære; nórdico antiguo: mara; alemán: Nachtmahr; griego: Μόρα; ucraniano: Мара; ruso: Мара) es un espíritu o duende maligno del folclore alemán, que aplasta a la gente mientras duerme sentándose en su pecho, provocando así pesadillas y malos sueños. Es la contraparte femenina de los alps.

Por lo general se le describe como una pequeña criatura negra que aparece cuando las personas y mascotas duermen. Entra en las habitaciones a través de las cerraduras de las puertas y su ataque produce ansiedad y falta de aliento. En algunas historias llegan a mantener relaciones sexuales con los hombres.

Al igual que los alps, pueden cambiar de forma y traen consigo enfermedades («roce de las brujas» en Escandinavia), además de que roban leche materna de los pechos de las mujeres.

Las maras ya aparecen en la antigua Saga de los Ynglings del XIII. En esta historia, el rey Vanlandi Sveigðisson de Uppsala perdió la vida por una pesadilla (mara) enviada por la hechicera Huld o Hulda, contratada por Drifa, la esposa abandonada del rey. El rey prometió a su esposa regresar junto a ella tras tres años, pero rompió su promesa y después de diez años la esposa le encargó a la bruja traer de nuevo a su marido junto a ella, o en su defecto, que lo matase. Vanlandi apenas comenzó a adormilarse cuando notó que una pesadilla «lo montaba». Cuando sus hombres acudieron en su ayuda y le sujetaron la cabeza, el ente «pisó» sus piernas hasta partirlas y, cuando le sujetaron los pies, la mara le «aplastó» la cabeza con consecuencias fatídicas.

El folclorista alemán Franz Felix Adalbert Kuhn registró un encanto u oración de Westfalia para mantener alejadas a las maras:

Hier leg' ich mich schlafen,
Keine Nachtmahr soll mich plagen,
Bis sie schwemmen alle Wasser,
Die auf Erden fließen,
Und tellet alle Sterne,
Die am Firmament erscheinen!
[Dazu helfe mir Gott Vater, Sohn
und heiliger Geist. Amen!]
Aquí estoy acostado para dormir;
Sin pesadillas que me acosen
hasta que hayan nadado a través de
todas las aguas que fluyen en la tierra,
y contado todas las estrellas
que surgen en los cielos.
[Que me ayude Dios Padre, Hijo y
Espíritu Santo. ¡Amén!]

En textos de la Baja Edad Media la distinción entre maras, alps, y druden empezaba a difuminarse, hasta que se llegó a considerar a las maras madres de los alps.

En el folclore polaco conocen a esta criatura como mora, y creían que eran las almas de gente viva que abandonaba su cuerpo mientras dormía. Para los polacos, la mora entraba en las habitaciones a través del ojo de las cerraduras, se sentaban en el pecho de los que descansaban e intentaban estrangularlos. Para ahuyentar a las moras, los niños debían mirar a la ventana o girar la almohada y hacer la señal de la cruz en ella (jastuk prekrstiti). A principios del siglo XIX, Vuk Karadzic menciona que la gente repele estos espíritus dejando una escoba al revés detrás de la puerta o rezando una oración antes de ir a dormir.

La pesadilla (1800) - Nicolai Abraham Abildgaard

Boitatá

El boitatá es una criatura fantástica perteneciente a la mitología de la amazonia brasileña. Esta criatura es una enorme serpiente de fuego que aparece para atacar a quienes dañan los bosques y animales de la amazonia. Su nombre proviene de la unión de dos palabras del guarani: mboi (vibora) y tata (fuego), siendo el resultado Mboytata en la lengua original (guarani).

Desde la época colonial se han registrado diferentes leyendas sobre esta criatura, algunas explicando su origen, otras narrando historias en las que hacía aparición. La más interesante y conocida es la de Río Grande del Sur, en la que se narra el origen del boitatá.

Según las leyendas, hubo un tiempo en el que la selva estuvo plagada de oscuridad e inundaciones constantes, por lo que los animales fueron a alojarse en los terrenos altos. El boiguaçu, una serpiente que vivía en una oscura cueva, era el único animal capaz de ver a oscuras, así que sacó ventaja de la situación y comenzó a comerse los ojos del resto de animales, ya que le encantaban. La luz de los ojos que había ingerido hicieron que los ojos de la serpiente comenzaran a brillar como dos soles y que su cuerpo ardiera en llamas. En ese momento, el poder que había ingerido escapó del interior de la serpiente y murió.

Desde entonces la serpiente se aparece como un haz de fuego volando sobre el cielo de la selva, y aquel que se encuentre con el boitatá podría quedarse ciego, volverse loco o incluso morir. Para evitar estas fatídicas consecuencias se decía que debías quedarte muy quieto, sin respirar y con los ojos cerrados, hasta sentir que la serpiente se haya ido.

Drop Bear

Los dropbears ("osos que se lanzan") son unos marsupiales ficticios descritos comos koalas, pero mucho más grandes y carnívoros. Habitan en las copas de los árboles y se lanzan desde lo alto para atrapar a sus presas, de ahí su nombre. Estos animales eran usados como tomadura de pelo para asustar a los extranjeros y turistas, a los que decían que para evi
tar su ataque debían llevar horquillas en el pelo, echarse pasta de dientes detrás de las orejas o en las axilas, orinarse encima o hablar en inglés con acento australiano.

En el Museo Australiano tienen un espacio reservado para estos animales, a los que tratan como si fueran reales, clasificándolos como Thylarctos plummetus. Según la descripción del museo tienen el tamaño de un perro muy grande, un pelaje grueso de color naranja y manchas oscuras. Poseen unos fuertes brazos con los que trepan por los árboles y atacan a sus presas, a las que muerden usando sus amplios y poderosos premolares en lugar de los caninos. Se estipula que pesan 120 kg y tienen una longitud de 130 cm.

Sabnock

Sabnock, también conocido como Sabnac, Salmac o Savnok, es un demonio mencionado en diversos grimorios y textos de ocultismo. Es el cuadragésimo tercer espíritu listado en el Ars Goetia, donde se dice que es un marqués fuerte, grande y poderoso del infierno. Aparece como un soldado con cabeza de león a lomos de un caballo pálido. Sabnok se encarga de construir altas torres, castillos y ciudades; además de fortificarlas. También puede afligir a los hombres con heridas y llagas podridas e infectadas por gusanos durante treinta días, además de otorgar buenos espíritus familiares a petición del exorcista. El Pseudomonarchia Daemonun añade que puede hacer cambios maravillosos en la forma de los hombres, y el Diccionario infernal especifica que puede convertir a los hombres en piedras. Manda sobre cincuenta legiones de demonios y debe usarse su sello durante su invocación.

DavidGaillet

Namazu

En la mitología japonesa, Namazu (鯰?) es un siluro gigante que habita en el lodo de las profundidades, bajo las islas de Japón, y cada vez que se mueve produce terremotos; el kami Kashima es el guardián de esta criatura y lo mantiene inmovilizado con una gran roca sagrada llamada kaname-ishi; cuando Kashima se descuidaba, este pez gigantesco se revolvía y causaba los terremotos.

Las primeras referencias históricas acerca de la conexión de Namazu y los violentos terremotos proviene de una carta de Toyotomi Hideyoshi, quien unificó Japón a finales del siglo XVI. En los últimos años de su vida construyó un castillo en el distrito de Fushimi en Kioto y lo quiso proteger contra los terremotos; especificando medidas de seguridad contra los movimientos de Namazu. También en un verso del poema Edo Sangin de Matsuo Bashō, publicado en 1678, se hace conexión de los terremotos con los movimientos de Namazu.

Hacia mediados del siglo XIX, se refuerza esa hipótesis; tras el terremoto que arrasó Edo (actual Tokio) en 1855, se publicaron entre 200 y 300 dibujos xilográficos (ukiyo-e) llamados namazu-e. Algunos fueron vendidos como pergaminos para proteger a su propietario de futuras desgracias, y en otros casos alabando a la criatura al crear terremotos para cambiar el mundo de manera positiva, siendo adorado como un yonaoshi daimyōjin (deidad de la rectificación del mundo).

Ziz

El ziz (hebreo: זיז), también conocido como Renanim (el cantante celestial), Sekwi (el vidente) o hijo del nido, es un pájaro gigante de la mitología judía, tan grande que puede bloquear el sol con sus alas. 

En la Biblia sólo se hace un par de menciones pasajeras sobre este ave, en Salmos 50:11: «Todas las aves del monte conozco y el Zīz śāday me pertenece» y en Salmos 80:13-14: «El jabalí salvaje del bosque la destrozó, y el Zīz śāday se alimentó de ella». Aunque su aparición se ha perdido al traducirse del hebreo (וְזִ֥יז שָׂ֝דַ֗י).

En los textos judíos Aggadah se dice del Ziz: 
Así como el leviatán es el rey de los peces, el Ziz es el designado para mandar sobre los pájaros. Su carne tiene variedad de sabores. El Ziz es tan monstruoso en tamaño como el mismo Leviatán. Cuando está posado en la tierra su cabeza toca el cielo.

Una vez unos viajeros que iban en barco se percataron de la presencia de un pájaro. Estaba de pie en el mar y el agua apenas cubría sus pies, mientras su cabeza rozaba contra el cielo. Los espectadores pensado que el agua no era muy profunda se prepararon para tomar un baño allí. Una voz celestial les advirtió al momento: "No bajéis aquí. Una vez el hacha de un carpintero resbaló de su mano en este lugar y le tomó siete años tocar el fondo". Los viajeros vieron entonces que el pájaro no era otro que el Ziz. Sus alas son tan enormes que desplegadas oscurecen el sol. Protege la tierra de las tormentas del sur; sin su ayuda la tierra no sería capaz de resistir los vientos que soplan desde allí. Una vez el Ziz puso un huevo y cayó al suelo desde tan alto que se rompió. El fluido de dicho huevo inundó sesenta ciudades y al caer aplastó trescientos cedros. Por suerte dicho accidente no ocurre con frecuencia, por lo general el Ziz deja sus huevos con delicadeza sobre el nido,  y sólo desechó descuidadamente ese huevo porque estaba podrido.

El Ziz también es conocido como Renanin, porque es el cantante celestial. Debido a su relación con las regiones celestiales también se le llama Sekwi, el vidente, y, además, se le llama "hijo del nido", ya que sus crías salen del cascarón sin que la madre empolle el huevo. Al igual que el Leviatán, el Ziz será uno de los manjares que se servirá a los piadosos en el fin de los tiempos, para compensarles por la prohibición que sobre ellos pesaba de consumir "alimentos impuros".
Venominon

Cabrichocho

El cabrichocho es un lujurioso cabrito de color azul, un joven macho cabrío, cuya piel es muy buscada por los nigromantes y brujos conquenses para volar hasta sus rituales o aquelarres, de ahí proviene el famoso «pellejo mágico», aparato rústico volador que puede contemplarse las noches claras del 21 de septiembre, en San Mateo, sobrevolando las hoces y peregrinando por los cerros en busca de hierbas mágicas para lograr el elixir que alarga la vida y retarda la vejez, según la fórmula de Paracelso.

El cabrichocho tiene su morada en la zona comprendida entre Majadas y la Ciudad Encantada. Su alimento favorito no es otro que resina y mariposas. Además, el cabrichocho es bisexual, siendo su debilidad las mujeres conquenses, a las que persigue con ahínco y sin desmayo y por la que puede dejarse prender. Tal es su deseo que para alcanzar su objetivo y atraer alguna muchacha es capaz de imitar la voz humana y soltar la frase: "Ven, vida mía, ven".

Según el escritor Raúl Torres, para capturar un cabrichocho tan solo habría que presentarle ante él una joven doncella serrana desnuda o una vieja maloliente sin refajo. Sólo así, cegado por su impulso sexual, se dejaría prender sin resistencia hasta su degollamiento. Una vez despellejado, su piel debe secarse siete noches seguidas a la luz de la luna. En esas siete noches, los brujos de las hoces organizan grandes bacanales en los pinares de Sotos y Mariana.

Hipocampo

En la mitología griega, el hipocampo (en griego Ίπποκάμπη Hippokámpê o Ίππόκαμπος Hippókampos) era, según cuenta Pausanias en su Descripción de Grecia, un caballo marino con la parte inferior del cuerpo desde el pecho en forma de monstruo marino o pez. El hipocampo aparece incluso en los poemas homéricos como símbolo de Poseidón, cuyo carro surcaba el mar tirado por veloces caballos. Los poetas y artistas posteriores concibieron y representaron los caballos de Poseidón y de otras divinidades marinas como una combinación de caballo y pez. Estos caballos marinos también aparecen en la mitología y arte fenicio. En unas monedas acuñadas en Tiro (Líbano) alrededor del siglo IV A.C se muestra al dios Melkart cabalgando sobre un hipocampo alado y acompañado de delfines.

En La Ilíada, Homero describe a Poseidón, dios de los caballos (Poseidon Hippios), de los terremotos y del mar, montado en un carro tirado por caballos "de cascos de bronce" sobre la superficie del mar. Apolonio de Rodas describe el caballo de Poseidón emergiendo del mar y galopando por las arenas de Libia.  Cayo Valerio Flaco describe a estos caballos en su Argonáuticas como bestias de "dos cascos", ya que sus cuartos traseros eran la cola de un pez o serpiente.

Alp

Un alp, también conocido como trud, mar, mart, mahr, schrat o walrider, es una criatura del folclore alemán que provoca pesadillas. Este espíritu siempre es masculino, mientras que su contraparte femenina es conocida como mara. Lleva un sombrero conocido como Tarnkappe, un objeto mágico con el que puede hacerse invisible. Aunque actúa de manera similar a íncubos y vampiros no ha de confundirse con estas criaturas.

Sus víctimas suelen ser mujeres, a quienes ataca por la noche mientras duermen, controlando sus sueños y creando horribles pesadillas. De ahí el término alemán alptraum (elfo del sueño), que significa pesadilla. El término alpdrücke (presión del elfo) se usa cuando el alp se sienta sobre el pecho de su víctima y le provoca parálisis del sueño. Beben sangre de los pezones de hombres y de niños, pero sus presas favoritas son las mujeres por el sabor de la leche materna. Raramente atacan sexualmente a sus víctimas.

También muestran tendencia por hacer travesuras similares a los elfos, como agriar la leche o volver a ponerle el pañal sucio a un bebé. Para evitar esto, la madre debería hacer la señal de la cruz sobre el pañal. También disfrutan enredando el pelo de los que duermen (elfknots, nudos de duende) o mordiendo y retorciendo la cola a los caballos. Por la noche se montan sobre los caballos y los obligan a cabalgar hasta que se agotan totalmente, y también matan pequeños animales de granja, como gansos, al presionarlos mientras duermen. Además se les culpa de ser los causantes de leves enfermedades del ganado y dejar a las vacas secas, pues también les gusta el sabor de su leche.

Los alps son conocidos por sus habilidades para cambiar de forma. Pueden transformarse en gato, cerdo, perro, serpiente o una pequeña mariposa blanca. Es capaz de volar como un pájaro y montar a caballo. Siempre lleva su Tarnkappe, que es simplemente un sombrero (o un velo) que le da poderes mágicos y la habilidad de volverse invisible, y aunque cambie de forma siempre lo llevará consigo. Si un alp pierde su sombrero ofrecerá una gran recompensa a cambio de que se lo devuelvan intacto. También pueden provocar mal de ojo, con su mirada pueden provocar enfermedades y desgracia. Para librarse de su maldición habría que arrancarle o dañarle dicho ojo.

La pesadilla (1781) - Johann Heinrich Füssli

Qalupalik

El Qalupalik es una criatura de la mitología Inuit. Este ser vive en el mar y tiene apariencia humana, de pelo largo, piel verde y largas uñas. Según el mito, el qalupaliks lleva un amautik (una bolsa con la que los inuit transportan a sus hijos) con el que secuestra a los bebés y niños que se portan mal y desobedecen a sus padres. Con esta historia evitan que los niños vaguen solos, no sea que el qalupalik se los lleve bajo el agua en su amautik y se los quede para siempre. Este ser siempre hace un zumbido distintivo que se puede escuchar antes de que aparezca.

Caladrio

De acuerdo varios bestiarios medievales, el caladrio (latín: caladrius) es un ave blanca como la nieve que vive en las casas de los reyes. Supuestamente, este pájaro se negaba a mirar a cualquier enfermo que no fuera a recuperarse completamente, por lo que se usaba para saber si un enfermo moriría o sanaría. Según las indicaciones de la Biblia, este ave era "inmunda" y no apta para el consumo. El caladrio era capaz de absorber la enfermedad de un paciente al mirarlo y luego volaba hasta el sol, donde la enfermedad se quemaba y era destruida. 

Este ave era una analogía de Jesucristo, su blancura es la metáfora de que estaba libre de pecado. Ya que los judíos no creyeron en él, Cristo apartó la mirada de ellos y la dirigió a los Gentiles, por quienes cargó la cruz y salvó con su sacrificio.


Plutarco decía de este animal lo siguiente: «...sabemos con qué frecuencia las personas que sufren de ictericia son sanados mirando al pájaro caladrio. Este pequeño animal parece estar dotado de una naturaleza y carácter que atrae con violencia la enfermedad hacía sí mismo, la cual se desliza fuera del cuerpo del enfermo hacia el suyo a través de los ojos como si fuera una corriente de agua. Esta es la razón por la que el caladrio no puede soportar mirar a algunas personas con ictericia ni ayudarlos a todos, por lo que gira la cara con los ojos cerrados; no porque sienta rencor por ser usado como remedio curativo, como algunos piensan, sino porque podría acabar lastimado».

Para Philippe de Thaon (siglo XII) el Caladrio es el nombre de un pájaro completamente blanco; tiene la forma de una gaviota y según el libro de Deuteronomio este animal no debe comerse. El Physiologus dice que los caladrios se encuentran en las cortes de los reyes, y que si una cosa es cierta es, que si un hombre encuentra su ojos con los del caladrio, su naturaleza es tal, que curará sus ojos con la voluntad divina que posee. Este poder reside en su muslo, donde tiene un gran hueso. Si un ciego se unge los ojos con el tuétano de dicho hueso recuperará de inmediato la visión.

Honorio de Autun afirma que si un enfermo va a sobrevivir, el caladrio gira su cara y lo mira fijamente. Con el pico abierto se bebe, por así decirlo, la enfermedad y vuela hacia el sol, donde exuda el mal. Así Honorio lo describe como una alegoría religiosa, en la que Cristo se sacrificó para purificar nuestros pecados.

El lexicógrafo Suidas narró que la ictericia es una enfermedad que produce palidez y que proviene de la ira, por lo que los ojos de estos enfermos se palidecen o incluso se vuelven negros, como los ojos de los milanos. Los enfermos de ictericia podría curarse con la mirada de otra ave, el caladrio, por eso los vendedores de pájaros los ocultan del público, para que no curen a nadie sin querer antes de que paguen por el animal. Otros, sin embargo, dicen que no es la mirada del caladrio la que cura la ictericia, sino ingerir al animal.

En el Physiologus se le describe como un pájaro de cuello largo, similar al cisne, y de un blanco impoluto. El excremento de su interior era capaz de curar la ceguera (caliginem oculorum). Viven en las cortes de los reyes y predicen si un enfermo vivirá o morirá. Si el paciente va a morir gira su cara y aparta la mirada, si sobrevivirá, lo mira fijamente y absorbe su mal, para luego volar al sol y consumirse. Representa a Cristo aunque forme parte de las aves inmundas que no deben comerse.

Manananggal

La manananggal es una bruja devorahombres y chupasangres del folclore filipino. La describen como una horrorosa mujer capaz de separar su torso del resto del cuerpo, con enormes alas de murciélago con las que vuela de noche en busca de víctimas. Su nombre proviene de la palabra tanggal en tagalo, que literalmente significa "separar" o "quitar", ya que "separa" su propio cuerpo.

Ataca a mujeres embarazadas mientras duermen utilizando su larga y tubular lengua, con la que succiona el corazón de los fetos o su sangre. La parte inferior del torso se queda de pie y es la más vulnerable de las dos mitades. Si se echa sal, ajo o ceniza sobre la mitad inferior de esta bruja será fatal para ella, pues no podrá volver a unirse y morirá con la salida del sol. Aparte del ajo y la sal también temían las dagas, la luz, el vinagre, las especias y la cola de las rayas, que podían ser usadas como látigo.

Al Miraj

El Al-mi'raj (árabe: المعراج al-mi'raj), es una bestia mítica de la poesía islámica de la que se dice que vive en una misteriosa isla llamada Jezîrat al-Tennyn, dentro de los confines del Océano Índico. Su nombre también es sinónimo de la ascensión de Mahoma al cielo.

El Al-mi'raj es un gran conejo amarillo de aspecto inofensivo, dotado de cuerno negro de 60 cm enroscado, similar al de los unicornios. A pesar de su apariencia dócil, este conejo es en realidad un feroz y territorial depredador, capaz de matar personas y animales muchos más grandes que él embistiendo con su cuerno. También cuenta con un inmenso apetito y puede devorar otros animales más grandes que él sin ningún esfuerzo. Los demás animales lo temen, y huyen en su presencia.

Los habitantes de la isla tenían tanto miedo que el Al-Mi'raj los devorara a ellos o a sus animales que acudían a brujas para mantener alejada a la criatura. La leyenda cuenta que sólo una verdadera bruja podría hechizar al Al-Miraj, neutralizándolo para que los isleños pudieran librarse de él.

Mishipeshu

El Mishipeshu, también conocido como Mishibijiw en ojibwa o "pantera subacuática", es uno de los seres acuáticos más importantes de las leyendas de las tribus nativas de los Grandes Lagos y los bosques del noreste de Norte América. Para los algonquinos, la pantera subacuática era la criatura más poderosa del inframundo, y los Ojibwa lo consideraban el dueño y señor de todas las criaturas acuáticas, incluidas las serpientes.

El término Mishipeshu significa "el gran lince". Este ser tiene la cabeza y las patas de un gigantesco felino, similar a un puma o lince, tenía astas de ciervo o bisonte, estaba cubierto de escamas y tenía espinas como dagas recorriendo su espalda y su larga y serpentina cola. Su rugido suena como una tormenta o unos rápidos. Las panteras subacuáticas, como seres del agua, vivían en eterno conflicto con los Thunderbird, o "pájaros del trueno", aves que eran dueñas del aire.

Según se dice, los Mishipeshu viven en las zonas más profundas de lagos y ríos, desde donde pueden causar tormentas. Algunas tradiciones creían que las panteras subacuáticas ayudaban a los humanos, eran criaturas protectoras, pero eran vistos más comúnmente como bestias malévolas que traen la muerte y la desgracia, y debían ser aplacados atravesando un lago como ritual.

Un misionero jesuíta llamado Claude Dablon contó una historia en la que cuatro nativos Ojibwa fueron a la guarida del Mishipeshu para recuperar algo de cobre y usarlo para hervir agua. En cuanto subieron a su canoa y se adentraron en el agua, la misteriosa voz de la pantera subacuática los rodeó. El Mishipeshu salió rugiendo detrás ellos, acusándolos de haber robado los juguetes de sus hijos. Los cuatro indios fueron maldecidos y murieron en el camino de regreso a su pueblo; el último de ellos sobrevivió el tiempo suficiente para contar la historia de lo que había sucedido.

Garudá

Garudá, el rey de las aves, es un pájaro mítico, considerado un dios menor en el hinduismo y en el budismo. Es la montura (vajana) del dios Visnú y generalmente es iconizado como un híbrido entre hombre y águila: cuerpo humano de color dorado, rostro blanco, pico de águila y grandes alas rojas. Esta antigua deidad era tan enorme que podía tapar la luz del Sol.

Garudá es conocido por ser el eterno enemigo de los Nāga, deidades serpientes, de las que se alimentaba únicamente. Su imagen sirve como amuleto protector contra las serpientes y su veneno. El mantra que se recita contra el veneno de las serpientes y librarse de todo mal es Garudi Vidya, y recibe su nombre por esta deidad.

Su nacimiento y hazañas se encuentran en el primer libro de la gran epopeya Majabhárata. De acuerdo a la leyenda, cuando Garudá salió del huevo, apareció como un furioso infierno, semejante a la conflagración cósmica que consumirá el mundo al final de todas las edades. Los dioses asustados le suplicaron clemencia, y Garudá, viendo su temor, redujo su tamaño y energía.

El padre de Garudá fue el Rishi (sabio) Kashiapa. Tenía dos esposas, Vinata y Kadru, que eran hijas del Prayápati Daksha. Kadru quería tener muchos hijos, y la segunda quería tener pocos pero muy poderosos. El sabio Kashiapa cumplió sus deseos: Kadru puso mil huevos, de los que nacieron serpientes, y Vinata puso dos huevos, de los que nacieron Aruna, el cochero del dios Sol Suriá, y Garudá.

Ambas mujeres pusieron los huevos a la vez, pero los mil huevos de Kadru se abrieron prematuramente, ya que los coció al vapor para que eclosionaran antes. Kasyapa le prometió a Vinata que si incubaba adecuadamente sus huevos, sus hijos llegarían a ser grandes personalidades. Pero Vinata, impaciente, abrió uno de los huevos antes de que madurara. Del huevo roto surgió un intenso destello de luz rojiza como el amanecer, Aruná (‘el rojo’). Era tan radiante y rojizo como el sol de la mañana. Pero, debido a la ruptura prematura del huevo, Aruná no fue tan brillante como el sol del mediodía, como había prometido Kasiapa. En cambio el hermano menor de Aruná, Garudá, nació de manera normal, por lo que se convirtió en el principal vehículo del dios Visnú.

Su hijo prematuro la maldijo, diciendo que sería esclava de su hermana y rival Kadru, y que sólo se salvaría después de mucho tiempo gracias a su segundo hijo, Garudá, el cual todavía no había salido del cascarón. Tal y como profetizó Aruná, Vinata se convirtió en esclava de Kadru al perder una apuesta, y Garudá acabó como sirviente de las serpientes, a las que guardó un eterno rencor. El rey de las aves le preguntó a las serpientes qué debía hacer para conseguir su libertad y la de su madre. La respuesta de las serpientes fue clara, debía llevarles amrita, el elixir de la inmortalidad.

El amrita estaba en poder de los dioses, que guardaban celosamente, ya que era la fuente de su inmortalidad. Los dioses, para guardar el amrita, lo rodearon con un enorme incendio que cubrió el cielo, bloquearon el paso hacia éste con trampas de cuchillas afiladas, y, por último, colocaron dos gigantescas serpientes venenosas al lado del amrita como mortales guardianes.

Garudá se apresuró hacia la morada de los dioses decidido a robarles su tesoro. Estos sabían de sus intenciones, así que se enfrentaron a él con todo su arsenal. Garudá, sin embargo, los derrotó a todos. Extinguió el fuego que colocaron los dioses en el cielo escupiendo el agua de varios ríos que se había tragado. Redujo su tamaño para esquivar las cuchillas mortales. Y, por último, estranguló a las dos gigantescas serpientes que custodiaban el elixir.

Superados todos los obstáculos, cogió el elixir con su boca y voló raudo hasta las serpientes, que lo esperaban ansiosamente. Durante el trayecto se encontró con Visnú, y en lugar de luchar intercambiaron promesas. Visnú le prometió a Garudá el don de la inmortalidad, incluso sin beber del elixir, y Garudá le prometió convertirse en su montura. Más adelante conoció a Indra, el dios del cielo, con el que también intercambió promesas. Garudá le prometió que tras entregar el elixir a las serpientes haría todo lo posible por recuperarlo y devolvérselo a los dioses, a cambio, Indra le ofreció como alimento las serpientes.

Por fin, Garudá se posó frente a las serpientes. Colocó el elixir sobre la hierba, y para conseguir la libertad de su madre Vinata, instó a las serpientes para que se purificasen antes de consumir el amrita. Las serpientes comenzaron sus rituales, Indra se abalanzó sobre el elixir, y cuando las serpientes volvieron vieron que del amrita sólo quedaban unas pequeñas gotas sobre la hierba. Al tratar de lamer las gotas sus lenguas se dividieron en dos. Debido a esto, todas las serpientes tienen la lengua bífida, y cambian de piel como una especie de inmortalidad. Así Garudá se convirtió en aliado de los dioses, en la montura de Visnú y en el implacable enemigo de las serpientes.

Según el Majabhárata, Garudá tuvo seis hijos, protegidos por Visnú: Sumukha, Suvarna, Subala, Sunaama, Sunethra y Suvarchas, de los que descienden todas las aves.