Arimaspos

Los arimaspos, también conocidos como árimos, eran una tribu de hombres de un solo ojo según los relatos de antiguos historiadores griegos. Estaban en guerra con los grifos por el oro que éstos custodiaba. Vivían al norte de Escitia, al pie de los montes Rifeos (posibles Cárpatos) según Plinio el Viejo, siendo vecinos de los isedones y los hiperbóreos. A parte de poseer un solo ojo, Calímaco dice que los habitantes de este pueblo son todos rubios en su Himno a Delos: «Las primeras en llevarte las primicias desde el país de los rubios Arimaspos fueron Upis, y Loxo, y la feliz Hecaerge, hijas de Bóreas, y también unos varones, lo más granado de la juventud Hiperbórea».

Los textos de Homero y Hesíodo dejan ver que los monstruos Tifón y Equidna tenían su guarida en las recónditas tierras de los arimaspos:
«Iban como si toda la tierra fuera pasto del fuego. El suelo gemía como por obra de Zeus, que se deleita con el rayo, cuando airado fustiga la tierra a ambos lados de Tifeo entre los árimos, donde dicen que está el cubil de Tifeo».
Ilíada, canto II. Homero.
«Y fue retenida en el país de los Arimos, bajo la tierra, la funesta Equidna ninfa inmortal y exenta de vejez, por todos los siglos. Con ella cuentan que el terrible, violento y malvado Tifón tuvo contacto amoroso, con la joven de vivos ojos».
Heródoto habla de los arimaspos en los libros III y IV de su Historias, relatando sus peleas con los grifos por el oro y sus enfrentamientos con su vecinos, la etimología del nombre de este pueblo y la historia narrada por Aristeas de Proconeso en su obra Arimaspea, donde cuenta que llegó a sus tierras con cierto grado de embriaguez (poseído por Febo): 
«Asimismo, es indudable que en el norte de Europa es donde hay una mayor abundancia de oro. Ahora bien, tampoco puedo precisar a ciencia cierta cómo se consigue, únicamente que, según cuentan, los arimaspos, unos individuos que sólo tienen un ojo, se apoderan de él, robándoselo a los grifos. Sin embargo, tampoco me creo eso de que haya hombres con un solo ojo que tengan el resto del cuerpo igual al de los demás seres humanos [...] Por su parte, Aristeas de Proconeso, hijo de Caistrobio, cuenta en un poema épico que, víctima de la posesión de Febo (borracho), llegó hasta los isedones; que más allá de los isedones habitan los arimaspos, unos individuos que sólo tienen un ojo; que más allá de estos últimos se encuentran los grifos, los guardianes del oro; y al norte de ellos los hiperbóreos que se extienden hasta un mar. Pues bien, a excepción de los hiperbóreos, todos estos pueblos, empezando por los arimaspos, atacan constantemente a sus vecinos: así, los isedones fueron expulsados de su país por los arimaspos, los escitas por los isedones y los cimerios, que habitaban a orillas del mar del sur, abandonaron su país forzados por los escitas [...] Son los isedones quienes hablan de la existencia de los hombres que sólo tienen un ojo y de los grifos que guardan el oro. Los escitas, por su parte, repiten lo que les han oído contar a ellos y, en general, nosotros nos atenemos al testimonio de los escitas y los denominamos arimaspos utilizando una palabra escita; pues, en dicho idioma, arima significa "uno", y spu, "ojo"».
Pausanias sigue tratando el famoso enfrentamiento de grifos y arimaspos en el libro 1 de Descripción de Grecia, añadiendo también que este pueblo participaba en la mensajería entre Grecia y los hiperbóreos, pues estos últimos enviaban presentes a los templos de Apolo desde sus remotas tierras hasta Prasias:
«Estos grifos dice Aristeas de Proconeso en sus versos que lucharon por el oro con los arimaspos de más allá de los isedones; y que el oro que guardan los grifos nace de la tierra. Los arimaspos son todos hombres de un solo ojo desde su nacimiento, y los grifos unos animales parecidos a leones con alas y pico de águila [...] En Prasias hay un templo de Apolo. Allí se dice que llegaron las primicias de los hiperbóreos y que los hiperbóreos las entregaron a los arimaspos, los arimaspos a los isedones, y de éstos los escitas los llevaron a Sínope, y de allí fueron llevados a través de los griegos a Prasias, y los atenienses son los que los llevaron a Delos —las primicias fueron escondidas en paja de trigo, y nadie llegó a conocerlas—».
Sólo en la obra Prometeo encadenado de Esquilo se menciona que los arimaspos van a caballo, animal con el que están terriblemente enemistados los grifos: «Escucha otro terrible espectáculo: guárdate de los grifos, perros de Zeus no ladradores y de afilado hocico, y del ejército de los arimaspos, que tienen un solo ojo y van a caballo, que habitan junto al curso del río Plutón, de aurífera corriente. No te acerques a ellos».

Ilustración de un arimaspo en Las crónicas de Núremberg

Saltador de agua

El Saltador de agua, también conocido como Llamhigyn Y Dwr en galés, es una criatura del folclore de Gales que vivía en pantanos y charcas. Es descrito como una rana gigantesca con las alas de un murciélago en vez de patas delanteras, sin piernas traseras, y una cola larga, parecida a la de un lagarto con un aguijón al final. Salta a través del agua usando sus alas, de ahí su nombre. Era el culpable de romper el hilo de las cañas de pesca para comerse los peces capturados o incluso a los propios pescadores.

Ilustración de Alan Lee

Tarandro

El tarandro, o tarando (griego: τάρανδ(ρ)ος), también conocido como parandro, es un animal fabuloso similar a un ciervo o un reno. Es del tamaño de un buey, tiene la cabeza y las astas de un ciervo y el pelaje espeso como el de un oso, aunque más largo, el cual puede cambiar de color para camuflarse con el entorno. Esta bestia era conocida por varios naturalistas y escritores antiguos como Plinio el Viejo, Solino o Claudio Eliano, aunque estos no coincidían con el hábitat del animal, situándolo unos en Etiopía y otros en Escitia:
Cambia también de color el tarandro de los escitas y ninguno otro de los que están cubiertos de pelo, excepto el licaón en la India, del que se cuenta que tiene el cuello con crin [...] El tarandro tiene el tamaño del buey, su cabeza es mayor que la del ciervo pero no diferente, sus cuernos están ramificados, sus pezuñas partidas en dos, su pelo tiene la longitud del de los osos, pero, cuando le corresponde tener su propio color, es semejante al del asno. Su piel es tan dura que de ella se hacen las corazas. Remeda el color de todos los árboles, arbustos, flores y lugares en los que se esconde por miedo y, por ello, se le caza raras veces. Sería ya extraordinario que el aspecto de su cuerpo fuese tan variado, pero lo es más que lo sea su pelaje.
Etiopía produce también el parandro que tiene la corpulencia del buey, la pezuña hendida, la cornamenta ramificada, la cabeza de ciervo, el color del oso y el pelo igual de tupido. Se asegura que este parandro cambia su aspecto externo a causa del miedo y que cuando se esconde se hace semejante a todo aquello a lo que se ha arrimado, ya sea el blanco propio de las peñas, ya el verde de los arbustos, ya adopte cualquier otro color. Es lo mismo que hacen los pulpos en el mar, los camaleones en tierra: aunque ni el pulpo ni el camaleón tienen pelo, de suerte que están mejor dispuestos, por la finura de su piel, para imitar cuanto les rodea: lo novedoso y excepcional en este caso es que la tosquedad de los pelos adquiera el aspecto de los colores. De aquí resulta que difícilmente puede ser capturado.
El animal llamado tarando transforma su cabello y todo su cuerpo y puede asumir infinita variedad de colores como para causar asombro en el espectador. Y hay uno de Escitia que, por el aspecto de su piel y por su tamaño, se parece a un toro. Los escitas, que con la piel de este animal recubren sus escudos, creen que es eficaz contra las lanzas.
Ilustración del bestiario medieval Royal MS12 C XIX

Impundulu

El impundulu, también conocido como thekwane, izulu, inyoni yezulu o pájaro del rayo, es una criatura mitológica del folclore de las tribus del sur de África, incluyendo los pondo, los zulúes y los xhosa. El impundulu toma la forma de un pájaro blanco y negro del tamaño de una persona y se dice que es capaz de invocar rayos y truenos con sus alas y garras. Es una criatura vampírica asociada con la brujería, siendo el siervo o espíritu familiar de una bruja o un hechicero. Atacan y acosan a los enemigos de sus amos y tienen una sed insaciable de sangre. A veces pueden adoptar el aspecto de un hermoso joven para seducir a los mujeres.

Entre algunas tribus africanas se cree que el avemartillo es este pájaro del rayo, en cambio, otros creen que el Impundulu sólo se manifiesta a través de un rayo, excepto con las mujeres, ante las que se revela como un pájaro de diferentes formas. Una aldeana lo describió como un gallo negro que se abalanzó sobre ella y la arañó antes de salir volando hacia las nubes. En otros casos se le describe con plumas iridiscentes, como las del pavo real, o con el pico, la cola y las patas de un rojo ardiente. La mayoría de estos supuestos avistamientos lo describen como una criatura alada del tamaño de un hombre, y que podía transformarse en humano cuando lo necesitaba.

Los mitos dicen que la grasa de este ave es de gran importancia, ya sea como el combustible que usa para prender fuego al golpear como un rayo o como un preciado ingrediente en la medicina tradicional. También se cree que sólo se puede conseguir esta grasa capturando al impundulu justo en el momento en el que cae al suelo en forma de rayo. Este ave es inmortal, sobrevive a sus amos y pasan a ser herencia de los hijos de la bruja o hechicero. Es el confidente de las brujas, y se le suele ver montado sobre una hiena, pues esta es la forma que suelen adoptar las brujas cuando se transforman. Es totalmente inmune a disparos, puñaladas y venenos, además de que no puede morir ahogado. Lo único que podía destruir al impundulu era el fuego.

Damie-m

Bonnacon

Según los bestiarios medievales, el bonnacon, también conocido como bonacon o bonasus, era una bestia mítica que habitaba en la región de Macedonia. Era similar a un toro y tenía los cuernos curvados y mirando el uno hacia el otro, por lo que eran inútiles para defenderse o atacar, aunque no era inconveniente para esta criatura ya que disponía de otro arma. Cuando el bonnacon se sentía amenazado expulsaba sus excrementos a gran distancia (alcanzando los dos acres) y quemaba cualquier cosa que tocara. Posiblemente tuviera su origen en el bisonte europeo.

En Historia Natural de Plinio el Viejo se describía a esta criatura de la siguiente manera:
«El bonasus se encuentra en Peonia. Tiene el nombre de un caballo pero sin embargo recuerda a un toro. Tiene cuernos curvados que se miran entre sí por lo que son inútiles para la lucha; cuando le atacan huye mientras deja un rastro de excrementos que pueden cubrir tres estadios. El contacto con sus heces quema a los perseguidores como si hubieran tocado fuego».

Leanan síth

Según el folclore celta, las Leanan sídhe (Galés: Leanan sídhe; inglés: leannán sí; manés: lhiannan shee; Amante de los túmulos) son hermosas hadas pertenecientes a la raza de los Aos Sí («gentes de los túmulos») que toman a los humanos como amantes. Los humanos escogidos por estas hadas tienen vidas cortas pero llenas de inspiración. Estas hadas aparecen en historias tales como The Fairy Follower de Katharine Mary BriggsOisin in the Land of YouthThe Dream of Angus de Lady Gregory y en el poema Fuadach («Secuestro») de Nuala ní Dhomhnaill.

Por lo general son descritas como hermosas musas que ofrecen inspiración a un artista a cambio de su amor y devoción, aunque estas relaciones suelen llevar al artista a la locura o a una muerte prematura. W.B. Yeats popularizó una perspectiva ligeramente diferente sobre estos espíritus con énfasis en sus tendencias vampíricas:
«Las Leanhaun Shee buscan el amor de los mortales. Si estos las rechazan deben convertirse en sus esclavas, pero si consienten la relación pasan a ser de su posesión y sólo pueden escapar si encuentran a otro que tome su lugar. El hada vive de su vida, y la va consumiendo. La muerte no es una forma de escapar de ella. Es la musa gaélica, ya que ofrece inspiración a aquellos que persigue. Los poetas gaélicos mueren jóvenes, pues ella es impaciente y este ente malévolo no los dejará permanecer mucho sobre la tierra».

La belle dame sans merci - John William Waterhouse

Baobhan síth

Una baobhan síth (Pronunciación: baa'-van shee) es un tipo de hada chupasangre del folclore escocés, similar a las banshee o las leanan sídhe. También conocidas como «las Mujeres Blancas de las Tierras Altas de Escocia», son bellas seductoras que acechan a los jóvenes viajeros por la noche.

Tienen el aspecto de mujeres de sobrenatural belleza, llevando un vestido verde o blanco. Al igual que las hadas,las baobhan sith usaban su encantadora apariencia para atraer a los viajeros incautos hacia áreas aisladas de la campiña. Invitaban a los hombres a bailar con ellas antes de atacarles, aprovechando que bajaban la guardia para clavarles en el cuello sus afiladas garras. Estas hadas succionaban la sangre de sus víctimas a través de estas heridas, y según las versiones más antiguas, tomaban su energía vital o su potencia sexual. Como muchos vampiros, no toleraban la luz del día, y debían regresar a sus tumbas antes de que saliera el sol. En las versiones medievales de este mito se dice que con sus largos vestidos intentaban ocultar las pezuñas que tenían en lugar de pies, algo similar a las Glaistig. También se decía que tienen un inexplicable miedo a los caballos.

Zahhak

Zahhāk, también conocido como Zahāk o Zohhāk (Pronunciación: [zæhɒːk]; Persa: ضحاک‎‎/ذهاک), es un malvado personaje de la mitología persa, que en el folclore del antiguo Irán y en los textos del Avesta era conocido como Aži Dahāka (Azh dahak). En persa medio es conocido como Dahāg o Bēvar-Asp («el que tiene 10000 caballos»). En el zoroastrismo, Zahak, bajo el nombre de Aži Dahāka, es considerado el hijo de Angra Mainyu, el enemigo de Ahura Mazda

Aži (cuyo nominativo es ažiš) es el nombre iraní avéstico para referirse a una «serpiente monstruosa» o a un «dragón». En la mitología persa, Dahāka se trata como un nombre propio, y es el origen de Ḍaḥḥāk (Zahhāk) del Shāhnāme. El nombre Dahāg (Dahāka) se puede interpretar en el sentido de «tener diez pecados. Su madre es Wadag (o Ōdag), descrita como una gran pecadora que cometió incesto con su hijo.

El Aži Dahāka es el más importante y conocido de los aži (serpientes/dragones) del Avesta, los textos más antiguos del zoroastrismo. Se describe como un monstruo con tres bocas, seis ojos y tres cabezas (presumiblemente tres cabezas con una boca y dos ojos cada una), astuto, fuerte y demoníaco. Aunque, en otros aspectos, Aži Dahāka tiene cualidades humanas y no es un mero animal. En un texto zoroástrico posavéstico, el Dēnkard, Aži Dahāka está dotado con todos los pecados, al contrario del buen rey Jamshid.

En el Avesta, se dice que Aži Dahāka vivía en la inaccesible fortaleza de Kuuirinta, en la tierra de Baβri (posiblemente Babilonia), donde adoraba a los yazatas Arədvī Sūrā (Anāhitā), divinidad de los ríos, y Vayu, divinidad de los vendavales. Aži Dahāka les pidió a estos dos yazatas el poder de despoblar el mundo, pero al ser representantes del Bien se negaron. También se dice que tenía un hermano llamado Spitiyura, juntos atacaron al rey Jamshid y le cortaron por la mitad con una sierra, convirtiéndose en rey y tomando a las hijas de Jamshid, Arnavāz y Shahrnavāz, como esclavas. Finalmente fueron derrotados por el yazata Ātar, el espíritu divino del fuego. Un texto zoroástrico tardío, el Mēnog ī xrad, dice que este hecho fue bueno, ya que si Dahāg no se hubiera convertido en rey, la tierra hubiese sido gobernada por el demonio inmortal Xešm (Aēšma), y el mal habría reinado en la tierra hasta el fin del mundo. Se dice que Dahāg gobernó durante mil años, empezando 100 años después de que Jamshid perdiera su xvarənah, su gloria real. Es descrito como un hechicero que gobernó con la ayuda de los demonios, los daevas (divs).

El Avesta, por el contrario, identifica a la persona que derrotó a Aži Dahāka como Θraētaona, hijo de Aθβiya, conocido como Frēdōn (Fereydun) en persa medio, dándose más detalles de su hazaña en el Dēnkard. Se dice que Frēdōn fue dotado con el fulgor divino de los reyes (xvarənah) desde el nacimiento, y fue capaz de vencer a Dahāg a los nueve años de edad, hiriéndole en el hombro, el corazón y el cráneo con una maza hecha con la cabeza de un buey y haciéndole tres heridas con una espada. Sin embargo, cuando lo hizo, surgieron toda clase de alimañas (serpientes, insectos y otros seres) de las heridas, por lo que el dios Ormazd le dijo que no a matara a Dahāg para evitar que el mundo fuera infestado con estas criaturas. En lugar de ello, Frēdōn encadenó a Dahāg y lo encarceló en el mítico monte Damāvand (la montaña más alta de la cadena Alborz) cubriéndolo con la piel de un león unida a unos grandes clavos fijados en las paredes de la caverna, donde permanecerá hasta el fin del mundo. Una profecía dice que cuando llegue el fin del mundo, Aži Dahāka romperá sus cadenas y devastará el mundo devorando uno de cada tres humanos y ganado. Kirsāsp, el antiguo héroe que había dado muerte al Az ī Srūwar, regresará a la vida para acabar con Dahāg.


En el poema épico de Ferdousí, Shāhnāma, escrito en el 1000 d.C., se vuelve a contar la leyenda de Dahāg, donde se le da el nombre de Zahhāk. Según Ferdousí, Zahhāk (transliteración árabe:  ازدهاق; Ḍaḥḥāk) fue el hijo de un gobernante árabe llamado Merdās. Debido a su origen árabe, a veces se le llama Zahhāk-e Tāzi (Zahhāk el árabe). Era apuesto e inteligente, pero no tenía estabilidad de carácter y era fácil de influenciar por malos asesores. Por eso Ahriman lo escogió como instrumento para sus planes de dominación mundial.

Cuando Zahhāk era joven, Ahriman se presentó ante él con mucha labia, como un compañero halagador, y poco a poco lo convenció para que matase a su propio padre y se hiciera cargo de sus territorios. Le dijo que cavara una profunda fosa en algún lugar que Merdās visitase con frecuencia  y la cubriese con hojas. Merdās cayó en la trampa y fue asesinado. Así Zahhāk se convirtió en parricida y rey al mismo tiempo. Luego Ahriman adoptó otro disfraz y se presentó ante Zahhāk como un maravilloso cocinero. Después ganarse sus favores con suculentos platos, Zahhāk estaba dispuesto a darle a Ahriman todo lo que quisiera. Sólo pidió besarle los hombros a Zahhāk, cosa que éste permitió, pero Ahriman desapareció al instante cuando tocó con sus labios los hombros del nuevo rey. En ese momento surgieron dos serpientes negras de los hombros de Zahhāk, las cuales no podían extirparse, pues tan pronto se cortaba una, otra ocupaba su lugar.

Entonces Ahriman se presentó ante Zahhāk como un experto médico, y le aconsejó que el único remedio era dejar que las serpientes permanecieran sobre sus hombros, y que debería satisfacer su hambre con cerebros humanos todos los días, de lo contrario las serpientes se alimentarían del suyo propio. Estas serpientes podrían representar el ansia de muerte y el sadismo de Zahhāk, y que al no satisfacer estos deseos le atormentarían. Por esto, cuando fue derrotado por Frēdōn, no se le ocurrió mejor castigo que encerrarlo en una cueva, donde las serpientes, al no tener alimento, le atacarían. Durante su reinado, los espías de Zahhāk capturaban dos hombres todos los días y los ejecutaban para que sus cerebros sirvieran de alimento a las serpientes. Dos hombres, llamados Armayel y Garmayel, querían encontrar la manera de evitar tantos sacrificios para las serpientes, por lo que aprendieron a cocinar para elaborar deliciosos platos. Fueron al palacio de Zahhāk y lograron convertirse en los chefs del palacio. A partir de ese momento salvaban a uno de los dos hombres que eran capturados, usando el cerebro de una oveja como engaño. Aquellos que evitaban la muerte debían huir y exiliarse en las montañas.

Esta historia es la manera de Ferdousí de conciliar las descripciones de Dahāg como un dragón monstruoso de tres cabezas y las historias que le tratan como un rey humano. Según Ferdousí, Zahhāk es originariamente humano, pero mediante la magia de Ahriman se convierte en un monstruo. De hecho, tiene tres cabezas, las dos cabezas de serpiente y una cabeza humana, y las serpientes nos recuerdan su caracterización original como dragón.

Pesadiellu

El Pesadiellu es un demonio asturiano que no tiene una forma definida. A veces aparece como un macho cabrío, como una mano peluda o como un perro negro lanudo. El Pesadiellu actúa de manera similar que los íncubos, súcubos y el mara, y se dedica a atormentar por las noches a los durmientes orpimiéndoles el pecho, dificultando la respiración y provocando pesadillas. Es una explicación mitológica para las parálisis del sueño y, según la leyenda, para librarse de él habría que rezar alguna oración o jaculatoria.

Ilustración de The crock of gold, de Sabine Baring-Gould

Manona

La Manona es una clase de duende o trasgo del norte de España, presente en la mitología astur y en Castilla y León. Este espíritu se manifiesta con la forma de una peluda y gigantesca mano que revuelve todos los enseres domésticos, imposibilitando que se tenga la casa ordenada. Lo malo de esta horrorosa mano es que también disfruta apretando el cuello o el pecho de los durmientes para dificultarles la respiración y provocarles pesadillas, similar a los demonios íncubos y súcubos o al espíritu germano Mara. Es una explicación mitológica para las parálisis del sueño.

Según las historias, quien sufre sus atenciones debe recurrir a los rezos para deshacerse de él. A la Manona se le confunde o relaciona con el Pesadiellu asturiano, el cual también adopta la forma de un a mano o un perro cuando se sienta sobre el pecho de los que están durmiendo.

Black Annis

Black Annis, también conocida como Black Agnes, Black Anna, Black Anny o Cat Anna, es una asustaniños del folclore inglés. Es una bruja con la cara azul y garras de hierro con las que cavó su guarida, conocida como Glorieta de Black Annis (Black Annis's Bower), en una ladera de arenisca de Dane Hills, en Leicestershire. En la entrada de su cueva crecía un viejo roble deshojado en el que Black Annis se subía para saltar sobre los niños incautos, luego se los llevaba a su cueva, les sorbía la sangre y se los comía, dejando la piel arrancada de sus víctimas en las ramas de su árbol para curtirla. Con este cuero de piel humana se remendaba las faldas que vestía. También atacaba a los animales, y algunos pastores locales la culpaban de la desaparición de corderos u ovejas. Los padres asustaban a sus hijos diciéndoles que Black Annis se los llevaría si no se portaban bien.

A finales del siglo XIX su cueva fue rellenada con tierra para la construcción de una urbanización edificada justo después de la primera Guerra Mundial. Un testigo ocular del siglo XIX dijo que la cueva era de 4 o 5 pies de ancho (1,5m) y 7 u 8 pies de largo (2,4m) y tiene una cornisa de roca que rodea cada lado de la cueva, sirviendo de asiento. Se decía que un túnel unía la Glorieta de Black Annis con el Castillo de Leicester, y que la bruja se desplazaba libremente de un punto a otro.

Según cuenta una historia de Ruth Tongue en Folclore de Somerset, una malvada madrastra envió a sus tres hijos a recoger madera. Empezaba a caer la noche y los niños temían que Black Annis apareciera aprovechando la oscuridad, ya que si salía de día la luz del sol la convertiría en piedra. Los niños oyeron un resoplido y, mirando a través de una piedra de brujas, vieron a Black Annis. Soltaron los troncos que les impedían correr y huyeron despavoridos, pero los troncos alcanzaron a la bruja y le hicieron sangrar las piernas. Black Annis regresó a su cueva maldiciendo y se untó un ungüento para curarse las heridas. Volvió a por ellos y los atrapó, y justo cuando estaba de camino a su guarida apareció el padre de los niños con un hacha, la cual hendió en la cara de la bruja. Black Annis salió corriendo hacia su gruta gritando «¡Sangre! ¡Sangre!», pero en ese momento comenzaron a sonar las campanas que anunciaban Navidad y cayó muerta.

Se decía que los aullidos de Annis podían oírse a cinco millas a la redonda, y cuando rechinaba sus dientes hacía tanto ruido que la gente se apresuraba para bloquear las puertas de sus hogares. Como por aquellos tiempos no se tenían ventanas con cristal se colgaban enredaderas para evitar que raptara a los bebés con sus largos brazos.

Cerastes

La cerastes, o carastes (Griego: κεράστης, cerastēs, «cornuda»), era, según los bestiarios medievales, la más flexible de todas las serpientes, tan flexible que parecía que no tenía espina dorsal. También tenía un par de cuernos similares a los del cordero, o cuatro pares de pequeños cuernos. Esta serpiente se esconde en la arena y sólo deja los cuernos al descubierto como señuelos. Los animales creen que los cuernos son comida y cuando se acercan los mata. Es muy probable que el mito sobre este animal provenga de los hábitos de la víbora cornuda, cuyo género, Cerastes, recibe el nombre de esta serpiente fantástica. 


Isidoro de Sevilla dice en Etimologías: «La cerastes es una serpiente con cuernos en la cabeza como los del cordero; de estos recibe su nombre, ya que los griegos llaman a los cuernos kerata. Tiene cuatro cuernos que muestra como cebos, y al instante mata a los animales que atrae. Se cubre con arena, dejando expuesta solamente la parte con la que atrapa a los pájaros y animales atraídos. Es tan flexible que parece que no tiene espina».

Leonardo da Vinci también habló sobre la cerastes, diciendo de esta lo siguiente: «Tiene cuatro pequeños cuernos móviles, por lo que, cuando quiere alimentarse, oculta bajo las hojas todo su cuerpo excepto estos pequeños cuernos, que al moverlos, los pájaros los confunden con gusanos. Cuando se precipitan para cogerlos, la cerastes se abalanza y los enrosca para devorarlos».

Cerastes cerastes - Histoire naturelle de Lacépède

Amarok

Amarok, o amaroq, es el nombre de un gigantesco lobo gris en la mitología inuit. Se dice que caza y devora a cualquiera que sea lo suficientemente estúpido como para cazar solo de noche. A pesar de que los lobos reales cazan en manada, los amaroks cazan en solitario. 

El geólogo danés Hinrich Johannes Rink constató en sus escritos del siglo XIX que los inuit groenlandeses reservan la palabra amarok exclusivamente para este lobo legendario, mientras que otros pueblos del ártico la emplean para referirse a cualquier tipo de lobo. 

En su libro Historias y tradiciones de los esquimales (Eskimoiske eventyr og sagn), Rink reúne varias leyendas populares en las que aparece el amarok. En un cuento, un niño tullido y exiliado buscaba aumentar su fuerza. Cuando llamó al señor de la fuerza, un amarok apareció y lo tumbó en el suelo con la cola. El golpe hizo que varios pequeños huesos cayeran del cuerpo del niño, que, según el amarok, habían impedido el crecimiento del niño. El amarok le ordenó al niño que volviera cada día para desarrollar su fuerza. Después de varios días luchando con el amarok, la fuerza del chico sobrepasó la de tres osos, lo que le hizo ganar la estima de su pueblo.

Tohdraws

Mushussu

El mušḫuššu (Sumerio: MUŠ.HUŠ, Dragón rojo/furioso; también leído como sirrušu, sirrush) es una criatura representada en la Puerta de Istar de la ciudad de Babilonia. Este ser aparece como un dragón cubierto de escamas, con las patas delanteras de un felino y espolones de águila en las traseras. Tenía lengua de serpiente, cuernos, una cresta y cuello y cola alargados.

La palabra sumeria muš-ḫuš aparece como préstamo lingüístico en el idioma acadio desde el período paleobabilónico significando serpiente furiosa o serpiente horrible. Aunque la transliteración correcta es Mušḫuššu, los primeros investigadores la leyeron incorrectamente como sîr-ruššû o sirrush, (libremente traducida como «serpiente de esplendor») estando muy extendida en la actualidad.

Fue símbolo de diferentes divinidades: al principio fue asociado al dios Ninazu, que era venerado en Ešnunna (una ciudad sumeria y luego acadia), luego se asoció al dios Tishpak. Cuando esta ciudad-Estado fue vencida por el reino babilonio, el dragón/serpiente fue retomado por Marduk.

KatePfeilschiefter

Tikoloshe

En la mitología zulú, el Tikoloshe, también conocido como Tokoloshe o Hili, es un espíritu del agua con aspecto de enano. Se le considera como un espíritu travieso y malvado que puede hacerse invisible gracias a una piedra mágica que guarda en la boca. La única manera de deshacerse de él es llamando al n'anga, el curandero o hechicero, que tiene el poder de desterrarlo. Al Tikoloshe le gusta robar la leche de las vacas, y estos hechiceros pueden capturalo durante sus robos para fabricar con su cadáver un ungüento mágico. Rociando las entradas de los corrales y granjas con una extraña sustancia pueden paralizar a estos espíritus, que pierden su invisibilidad y ya pueden ser matados.

El Tokoloshe es creado a partir de un cadáver por un chamán sudafricano para castigar a cualquiera que le haya ofendido. Para esto le saca los ojos y la lengua al cuerpo del difunto, luego encoge cuando le mete un hierro al rojo vivo justo por la coronilla de la cabeza, y, finalmente, el hechicero le da vida y doblega la voluntad del Tikoloshe cuando le sopla unos polvos mágicos en la boca. A parte de todo este ritual, un familiar del chamán debe morir a cambio de la vida de la nueva criatura creada.

A este ser se le describe como una criatura peluda y del tamaño de un niño, semejante a un mono, pero con una gran fuerza física, cecea al hablar y suele ir desnudo o con un hábito. También se le representa con un pene tan grande que puede cargarlo en el hombro, y no sólo lo usaría para violar a sus víctimas, sino también para complacer a la bruja a la que sirve. A cambio de sus servicios recibe leche y otros alimentos, siempre y cuando no lleven sal, ya que la odian al igual que la mayoría de espíritus

Suele ser invisible para los adultos, y si llegan a verlo deberán evitar molestarle, hablarle o señalarle. En cambio los niños si pueden verlo, por suerte es amable con ellos, como si de un amigo invisible se tratara, y llegaría a desobedecer a su amo si le encargase hacer daño a un niño. A los adultos no les gusta que los niños tengan trato con un Tikoloshe, ya que podrían desarrollar tendencias a la brujería cuando se hagan mayores.

Sus ataques van desde pequeños actos, como morder los dedos de los pies de los que están durmiendo, o cosas más graves como violar a las mujeres o causar enfermedades. Muchas personas siguen creyendo en la existencia de los tikoloshe, por lo que ponen ladrillos debajo de las patas de las camas para que no alcancen a morderles los pies. Estas criaturas a veces no tiene un objetivo fijo y deambulan por la aldea haciendo travesuras a su paso, como darle algún susto a los niños que van al colegio.

Evil Boy - Die Antwoord

Bicornio

El Bicornio es un monstruo mitológico del folclore Europeo que se alimentaba de maridos bondadosos y devotos. En Los cuentos de Canterbury, de Geoffrey Chaucer, aparecía como una vaca con cara humana, y siempre estaba gordo y relleno, pues no le faltaba de ese tipo de hombres. La Chichevache era su contraparte femenina, se alimentaba de mujeres fieles y obedientes, y como estas escaseaban siempre estaba esquelética y con la piel pegada a los huesos.

Chichevache

La Chichevache es un monstruo mitológico del folclore Europeo que se alimentaba de buenas mujeres. En Los cuentos de Canterbury, de Geoffrey Chaucer, aparecía como una vaca con cara humana, y siempre estaba esquelética, con la piel pegada a los huesos, porque escaseaban las mujeres fieles y obedientes de las que se alimentaba. El Bicornio era su contraparte masculina, se alimentaba de maridos buenos y respetuosos, y siempre estaba gordo y relleno, pues no le faltaba de ese tipo de hombres. Chaucer pudo haber tomado prestado el término francés chichifache (cara delgada) y lo unió con la palabra vache (vaca) para crear el nombre de esta criatura.

Leontofonte

El leontofón, o leontofonte (latín: leontophone; mata leones), es un pequeño animal procedente de los bestiarios medievales y que era mortal para los leones. Con tan solo darle un mordisco a un leontofón, el león moría, así que se realizaban rituales con la carne del leontofón en los que se quemaba y se cubría un trozo de carne con sus cenizas. Esta carne se colocaba en un cruce de caminos, y si un león le daba un bocado, por muy pequeño que fuera, moría en el acto. 

Se consideraba este ritual algo bastante conveniente, pues se mataba al león y al leontofón, por lo que se podría considerar que esta criatura no solo era peligrosa para los leones y que podía llegar a ser una plaga. Del mismo modo, los leones odian a los leontofontes por el peligro que les supone, y los matan cuando pueden con sus garras, evitando morderlos. Algunas fuentes aseguran que los leones huyen de estas pequeñas criaturas, y que sólo las atacarán y matarán cuando se vean acorralados y sin opción de escapar. Si un león atacaba a un leontofón corría el riesgo de que orinara como método de defensa, ya que su orina también les era venenosa.

A pesar de que ningún texto da una definición del aspecto de los leontofontes, algunas fuentes especulan que eran como pequeños jabalíes u osos, mientras que otros dicen que tenían aspecto serpentino, como de «pequeño gusano», un término medieval para referirse a un dragón.

Hidebehind

Un hidebehind (Inglés: Hide behind; se esconde detrás) es un fearsome critter (criatura terrible) del folclore de los leñadores estadounidenses. Acecha a los humanos que vagan por los bosques, y su existencia fue acreditada por la desaparición de los primeros leñadores que no pudieron regresar a sus campamentos. Tal y como indica su nombre, el hidebehind destaca por su habilidad para esconderse. Cuando alguien está a punto de mirar donde él se encuentra, esta criatura se esconde detrás de cualquier objeto, o incluso, del mismo espectador. Además puede meter la tripa todo lo que sea necesario para ocultarse detrás de cualquier tronco o árbol. El hidebehind usa esta habilidad para observar a los humanos que acecha sin ser visto y así atacar sin peligro. Arrastra a sus víctimas a su guarida, donde serán devoradas. Esta criatura subsiste principalmente a base de intestinos, pero aborrece el alcohol, que sirve de repelente para mantenerlo alejado. Las historias sobre el hidebehind podrían servir para explicar los extraños ruidos que se producen de noche en los bosques. Los primeros relatos describían a los hidebehinds como animales grandes y poderosos, a pesar del hecho de que nadie es capaz de verlos.

Cipactli

Cipactli (Nahuatl: Cipactli; Cocodrilo) era un primigenio monstruo marino según la mitología azteca. Su género era indefinido, y era una criatura con partes de cocodrilo, pez y sapo. Siempre estaba hambriento, y en cada una de las articulaciones de su cuerpo tenía una boca extra. 

Al principio de los tiempos sólo existía un océano primigenio en el que Cipactli moraba. El dios Quetzalcóatl lo mató para crear la tierra, pero para ello, su hermano Tezcatlipoca tuvo que sacrificar un pie al utilizarlo como cebo para atraer al monstruo. Los dioses creadores decidieron partir a Cipactli por la mitad: con una parte formaron el Cielo, con la otra la Tierra. Arriba quedaron nueve partes a las que llamaron Chicnauhtopa, «los nueve que están sobre nosotros», que se encuentran en la cabeza de Cipactli. Abajo, en el Inframundo, quedaron otras nueve partes, a las que denominaron Chicnauhmictlan, «los nueve mundos de los muertos», y ocupan la cola del cocodrilo sagrado. Los múltiples ojos de la criatura se convirtieron en estanques y lagunas, y sus fosas nasales en cuevas.

El problema es que no había lugar para el hombre, entonces con dos árboles se erigió un espacio que separaba las dos mitades. La pareja primigenia, Oxomóco y Cipactónal, a petición de Quetzalcóatl, inventaron la medición del tiempo y crearon el calendario en honor a Cipactli, cuyo primer mes de los dieciocho que lo conformaban, llevaba precisamente el nombre del legendario animal. Desde entonces, el cocodrilo sagrado simboliza  la Tierra flotando en las aguas primordiales; y sus enormes fauces son las puertas de entrada al Inframundo.

Tim Durning

Gremlin

Un gremlin es una criatura fantástica de naturaleza malévola y relacionada con las averías mecánicas, sobretodo las de los aviones. Aunque su origen se encuentra en los mitos y cuentos que contaban los antiguos pilotos, alegando que los gremlins eran responsables de sabotear aviones, se cree que su nombre podría venir de la palabra anglosajona gremian (vejar). Servían como chivo expiatorio para explicar cualquier avería que no tuviera una causa clara.

Se cree que los pilotos ingleses de la Royal Air Force fueron los primeros en nombrar a estas criaturas durante su estacionamiento en Malta, Oriente Medio y la India, siendo la primera referencia escrita un poema publicado en el diario Aeroplane in Malta, fechado el 10 de Abril en 1929. En The Ata: Women with Wings (1938), de Pauline Gowers, se dice que Escocia es «país de gremlins», un territorio místico y accidentado donde los gremlins cortaban los cables de los biplanos cuando los pilotos incautos pasaban por ahí.

La fama de los gremlins se incrementó durante la Segunda Guerra Mundial, donde eran acusados de provocar accidentes aéreos. Se llegó a pensar que simpatizaban con los enemigos alemanes hasta que descubrieron que sus aviones sufrían las mismas averías y accidentes inexplicables. Por esto se consideraba que los gremlins eran simplemente maliciosos y traviesos, y aprovechaban la menor oportunidad para trastear con cualquier máquina que encontrasen, sin tomar preferencia por un bando u otro de la guerra. Entre sus travesuras se encontraba el robo de herramientas, cortar cables, perder tornillos o vaciar los depósitos de gasolina.

Asmodeo

Asmodeo, también conocido como Asmoday, Asmodai, Sidonay o Sydonay, es un demonio mencionado en diversos grimorios y textos de ocultismo. Aparece en el Ars Goetia como el trigésimo segundo espíritu de su listado, donde se dice que es un rey del infierno fuerte y poderoso. Aparece con tres cabezas: la primera de toro, la segunda de hombre y la tercera de carnero. Tiene cola de serpiente, pies de ganso y vomita fuego. Monta sobre un dragón infernal y lleva una lanza con un estandarte. Está bajo las órdenes de Amaymón, siendo el primero y más valorado de sus súbditos. Cuando el mago lo invoque, debe ser fuerte y precavido y mantenerse sobre sus pies. Si el demonio teme la actitud del exorcista, se verá superado y revelará todas sus actividades, mientras que si no lo hace, el exorcista será engañado por Amaymon en todo. Cuando el exorcista vea aparecer a Asmodeo con la forma en la que ha sido descrito, debe llamarle por su nombre: «¿Eres tú Asmodeo?», y no lo negará. Da el Anillo de las Virtudes, enseña aritmética, astronomía, geometría y todas las artesanías. Contesta a todas las preguntas con la verdad bajo demanda, proporciona la invisibilidad y muestra los lugares donde se ocultan los tesoros y los guarda. Asmodeo, entre las legiones de Amaymon, gobierna sobre setenta y dos legiones de demonios y se debe llevar su sello como pantáculo sobre el pecho.

En el Testamento de Salomón se muestra la tenacidad que debe mostrar aquel hombre que invoque a Asmodeo, ya que apareció furioso y altanero frente al rey Salomón cuando le llamó. En este texto, Salomón invocó a varios demonios y les interrogaba uno a uno para conocer sus nombres, poderes y debilidades. Durante su interrogatorio afirmó que es el hijo de un ángel y una mujer humana, que está relacionado con la constelación de la Osa Mayor y predijo la caída del reino de Salomón, además de nombrar al ángel Rafael como su enemigo y que teme al agua y al humo que desprende el hígado de cierto pez al ser quemado:
«Y ordené que otro demonio apareciera ante mí; y al instante se mostró el demonio Asmodeo encadenado, y le pregunté: "¿Quién eres tú?". Pero me lanzó una mirada de ira y rabia y dijo: "¿Y quién eres tú?". Y le respondí: "¿Tal y como estás castigado osas responderme así?". Pero él, con rabia, me dijo: "¿Y cómo debería responderte, si eres hijo de hombre mientras que yo nací de la unión de un ángel y la hija de un hombre? Así que ninguna palabra de nuestra celestial raza dirigida a los nacidos en la tierra sería arrogante. ¿Por qué si no mi estrella está brillando en los cielos, la cual los hombres llaman el Carro y otros el hijo del dragón? Me mantengo cerca de esta estrella. Así que no me preguntes muchas cosas, pues vuestro reino, tras poco tiempo, será destruido y vuestra gloria será pasajera. Y breve será vuestra tiranía sobre nosotros, volveremos a movernos con libertad sobre la humanidad para que nos veneren de nuevo como si fuéramos dioses, sin saber, como los hombres que son, los nombres de los ángeles que están sobre nosotros.
Y yo, Salomón, oyendo esto, le encadené con más cuidado y ordené que fuese azotado con una vara hasta que revelara humildemente su nombre y sus oficios. Él me respondió: "Soy llamado Asmodeo entre los mortales, soy el encargado de conspirar contra los recién casados para que no lleguen a conocerse. Les separo mediante muchas calamidades, marchito la belleza de las vírgenes y alejo sus corazones. Y yo le dije: "¿Es este tu único cometido?". Y me respondió: "Llevo a los hombres a los límites de la locura y el deseo cuando tienen esposas propias para que las abandonen y vayan día y noche en busca de las que les pertenecen a otros hombres. Así cometen pecado y caen en actos homicidas".
Y le rogué en el nombre del Señor Sabaôth diciendo: "Teme a Dios, Asmodeo, y dime el nombre del ángel que ha de frustrar tus actos". Él respondió: "Por Rafael, el arcángel que está ante el trono de Dios. Pero el hígado y la hiel de un pez me hicieron huir cuando al ser quemados se elevó su humo de las cenizas del tamarisco". De nuevo le pregunté y dije: "No me ocultes nada, pues soy Salomón, hijo de David, Rey de Israel. Dime el nombre del pez que te ahuyenta". Y respondió: "Se trata del Glanos (un siluro, una especie de pez gato), y se encuentra en los ríos de Asiria, lugar por el que deambulo".
Y yo le dije: "¿No tienes nada más que decir sobre ti, Asmodeo?". Y respondió: "Sabe el poder de Dios, el cual me ha atado con los lazos indisociables de mi sello, que todo lo que te he contado es verdad. Te ruego, Rey Salomón, no me condenes a entrar en el agua". Yo sonreí y le dije: "Mientras que Dios, Señor de mis padres, viva, yo te pondré hierros para vestir y también prepararás la arcilla para la construcción del Templo pisándola con tus pies". Ordené que le entregaran diez tinajas para que las llenase de agua y el demonio gimió terriblemente, aunque hizo el trabajo que le encomendé. Y esto fue lo que hice, pues este fiero demonio Asmodeo conocía hasta el futuro. Y glorifiqué a Dios, el cual me dio sabiduría a mí, Salomón, su sirviente. Colgué en el extremo de una caña el hígado y la hiel del pez y los quemé sobre Asmodeo debido a su fuerza, y su insoportable malicia fue así frustrada».
Rafael encadenando a Asmodeo frente a las cenizas del hígado
de pez quemado por Tobías en su noche de bodas con Sara - Jan Steen
Asmodeo es llamado demonio de la Fornicación en el Malleus Maleficarum, donde se dice que por este pecado se ejecutó el terrible juicio de Sodoma, Gomorra y sus ciudades vecinas. De igual modo es el demonio relacionado con el pecado de la lujuria en la clasificación demoníaca de Biensfeld. También aparece en La admirable historia de la posesión y la conversión de una penitente de Sebastien Michaelis, siendo uno de los espíritus que tomó posesión de una monja llamada Magdalene junto a Belcebú, Leviatán, Baalberith y Astaroth, además de otros muchos de inferior rango y con nombres franceses que no aparecen en otros textos de demonología.

Este demonio también es mencionado en El libro de Abramelin, donde aparece como uno de los ocho subpríncipes del infierno. Según la jerarquía dada en este libro, hay cuatro príncipes o espíritus superiores: Lucifer, Leviatán, Satán y Belial; seguidos de ocho subpríncipes: Astaroth, Magoth, Asmodeo, Belcebú; Oriens, Paimon, Ariton, y Amaimon. En esta obra se lista los nombres de los cincuenta y tres demonios que están a disposición de Astaroth y Asmodeo.

En el Diccionario infernal se dice que es un demonio destructor y el regidor de las casas de juego de los infiernos según lo dicho por algunos endemoniados. Siembra la desesperación y la equivocación. También hace mención a lo narrado en el Libro de Tobit, donde se sentía atraído por Sara, hija de Ragüel, y no permitía que ninguno de sus pretendientes yaciera con ella (Tobías 6:14). Llegó a matar a siete de sus maridos durante la luna de miel, antes de que consumieran matrimonio. Asmodeo planeó la misma suerte para el joven Tobías, que estaba a punto de casarse con ella, pero Tobías estaba preparado ya que el ángel Rafael lo avisó para que no sufriera ningún daño. Tobías colocó el corazón y el hígado de un pez sobre unas brasas, y el humo que surgió espantó al demonio y le hizo huir hasta Egipto, donde Rafael lo encadenó (Tobías 8:2-3). En algunas traducciones se dice que fue estrangulado.

Del mismo modo hace referencia a la historia del Talmud donde aparece como Ashmedai. Aquí su carácter es menos maligno que en el Libro de Tobit, y aparece varias veces como un compañero de buen carácter y de buen humor, pero tras esa fachada se oculta un rasgo que comparte con el relato de Tobías: una lujuria que dirigió contra Betsabé y las esposas de Salomón. Según cuenta la leyenda, fue engañado por Salomón y se convirtió en su esclavo, viéndose obligado a construir el Templo de Jerusalén. Un día, Salomón le dijo a Asmodeo que no entendía cuál era la grandeza de los demonios, si el rey de todos ellos podía ser encadenado por un mortal. Asmodeo le respondió que si le quitaba las cadenas y le prestaba su anillo mágico, podría probarle los poderes que poseía. Salomón aceptó y el demonio se puso de pie ante él, con una de sus alas tocando el cielo y la otra apuntando hacia la tierra. Tomó a Salomón, que le había entregado su anillo protector, y lo llevó volando a cuatrocientos kilómetros de Jerusalén. Luego se designó a sí mismo como rey. Salomón regresó pasados tres años, y Asmodeo huyó temiendo su ira.

Howard Schwartz recogió varias leyendas talmúdicas en su Lilith's cave: Jewish tales of the supernaturalLa cueva de Lilit: leyendas hebreas sobrenaturales»), y entre ellas menciona que Lilit, la primera esposa de Adán, se casó con Asmodeo y se convirtió en su reina.

Para finalizar, Paul Lucas dijo que lo vio en uno de sus viajes y, en sus cartas de Egipto, narra que las gentes de ese lugar aún adora a la serpiente Asmodeo, el cual tiene un templo en el desierto de Ryanneh. Allí persigue a los demonios que poseen a los esposos y da la fertilidad a las mujeres estériles que pasen veinticuatro horas en su templo. Sus sacerdotes no pueden tener más de treinta años. También se dice que esta serpiente fue cortada en pedazos y que ya no volvió a aparecer más. Este Asmodeo es, según algunos, la antigua serpiente que sedujo a Eva.

Ilustración de Asmodeo para el Diccionario Infernal de Collin de Plancy - Louis le Breton

Lilit

Lilit, o Lilith, (Hebreo: לילית; criaturas de la noche, monstruos nocturnos, bruja de la noche o canto de búho) es una figura legendaria del folclore judío que apareció originalmente en el Talmud babilónico. Se cree que deriva de la primera clase de demonios femeninos (līlīṯu) de la religión mesopotámica, cuyos escasos registros históricos se pueden encontrar en textos cuneiformes sumerios, acadios, asirios y babilónicos.

El término hebreo lilit aparece en la Biblia por primera y única vez en Isaías 34:14 para describir la desolación de Edom, aquí aparece para denominar a varios animales nocturnos sin identificar, posiblemente con asociaciones demoníacas. En los Rollos del Mar Muerto el término aparece en plural (liliyyot) en una lista de monstruos, y desde el siglo VI se comienza a identificar a Lilit con un demonio femenino.

A partir del Alphabetum Siracidis, Lilit pasó a ser considerada la primera esposa de Adán en el folclore judío, creada al mismo tiempo que él y con la misma arcilla, a diferencia de Eva, que fue creada a partir de la costilla de Adán. Esta leyenda tuvo un gran desarrollo durante la Edad Media en el Zohar y el misticismo judío. En los escritos del rabino Isaac ben Jacob ha-Cohen, Lilit abandonó a Adán después de negarse a ser su sirviente, perdiendo su derecho de volver al Jardín del Edén después de copular con el arcángel Samael:
«Poco después el joven hijo del rey enfermó. Dijo Nabucodonosor: "Sana a mi hijo o yo mismo te daré muerte". Ben Sira se sentó inmediatamente y grabó un amuleto con el Santo Nombre, e inscribió en él los nombres, formas e imágenes, con sus alas, manos y pies, de los ángeles encargados de la medicina. Nabucodonosor miró el amuleto: "¿Quiénes son estos?", a lo que Ben Sira respondió: "Los ángeles doctos en medicina: Snvi, Snsnvi y Smnglof (סנוי סנסנוי וסמנגלוף; Senoy, Sansenoy y Semangelof). Mientras Dios creaba a Adán dijo: 'No es bueno para el hombre estar solo' (Génesis 2:18), por lo que creó también a una mujer, de la tierra, del mismo modo que creó a Adán, y la llamó Lilit". Adan y Lilit comenzaron a pelear inmediatamente. Ella se negaba a yacer bajo él durante el coito, a lo que él replicó: "Yo no yaceré abajo, solamente lo haré sobre ti. Yo soy superior y por ello te corresponde colocarte debajo". Lilit respondió: "Somos iguales entre nosotros, pues de la misma tierra fuimos creados", pero ninguno escuchaba al otro. Cuando Lilit se hartó de la situación pronunció el Nombre Inefable y se fue volando por los aires. Adán oró a su Creador y le dijo: "Soberano del universo, la mujer que me diste ha huido". Al momento, el Santo, bendito sea, envió tres ángeles para traerla de vuelta.
El Santísimo le dijo a Adán: "Si ella acepta volver, será bueno, pero si no, deberá permitir que cien de sus hijos mueran cada día". Los ángeles dejaron a Dios y persiguieron a Lilit, que se encontraba en mitad del mar en el que los egipcios estaban destinados a ahogarse. Le comunicaron la palabra de Dios, pero aún así se negó a volver. Los ángeles le amenazaron con ahogarla en el mar, a lo que ella respondió: "¡Dejadme! Fui creada con el único propósito de enfermar a los recién nacidos. Si el infante es varón, tendré control sobre él durante ocho días después de su alumbramiento, si es niña, durante veinte". Cuando los ángeles escucharon sus palabras, insistieron en que regresara, pero ella juró en el nombre del vivo y eterno Dios: "Cada vez que os vea o que vea vuestros nombres o formas en un amuleto perderé mi poder sobre el niño", y aceptó que cien de sus hijos murieran cada día. Por esto, cada día perecen cien demonios, y por la misma razón escribimos los nombres de los ángeles en los amuletos de los recién nacidos. Cuando Lilit ve sus nombres, recuerda su juramento y el niño se recupera».
A partir de esta leyenda, Lilit pasó a ser un súcubo dominante, convirtiéndose en reina de los demonios al casarse con Asmodeo, rey del Infierno. Lilit y Asmodeo procrean desde ese momento y engendran sin cesar una prole de demonios, encargados de sembrar el caos en todo momento. Convertían el vino en vinagre, hacían a los hombres impotentes y a las mujeres estériles, y Lilit era la encargada de llevarse la vida de los recién nacidos. Lilit desempeña dos roles, como encarnación de la lujuria, pervirtiendo a los hombres, y como una bruja infanticida, que estrangula a los neonatos indefensos.

En algunas leyendas cabalísticas de la Edad Media se estableció que Lilit fue la primera de las cuatro mujeres de Samael: Lilit, Naamá, Eishbet y Agrat bat Mahlat. Estas cuatro son las madres de los demonios y tienen sus propios ejércitos de espíritus menores. El matrimonio del arcángel Samael y Lilit fue organizado por el «Dragón Ciego», la contraparte del «dragón que está en el mar», y actúa como intermediario entre Lilit y Samael:
«El Dragón Ciego dirige a Lilit la Pecadora. Y este Dragón Ciego orquesta la unión entre Samael y Lilit. Y así como el dragón que está en el mar (Isa. 27: 1) no tiene ojos, el Dragón Ciego que está por encima, en semejanza a una forma espiritual, no tiene ojos, lo que quiere decir, que no tiene colores... (Patai81:458) Samael es llamado la Serpiente Inclinada, y Lilit es llamada la Tortuosa Serpiente».
Para evitar que los lilin, la descendencia demoníaca de Lilit y Samael, devastaran el mundo, Dios castró a Samael. En muchos libros cabalísticos del siglo XVII se asociaron estas dos figuras con los dos Leviatanes, macho y hembra, que creó Dios, y que mató a uno de ellos para que no se reprodujeran. Después de que Samael fuera castrado y Lilit no pudiera fornicar con él, lo abandonó para reproducirse con los hombres que experimentaban poluciones nocturnas. Un texto cabalístico datado entre los siglos XV y XVI dice que Dios «enfrió» al Leviatán hembra, queriendo decir que hizo estéril a Lilit y que ahora actúa como una mera fornicadora.

Lilit - John Collier