La Muerte

El concepto de la muerte como una entidad antropomórfica ha existido en muchas culturas desde los albores de la humanidad. La imagen de la Muerte se suele representar como un espectro esquelético cubierto con un manto negro con capucha y portando una guadaña. En inglés, su nombre Grim Reaper, que se entendería como Segador Severo, se debe a que viene por las almas de los demás para cosecharlas en el otro mundo. Cabe destacar, que la guadaña era utilizada para segar cereales, por lo tanto, esto es una clara analogía a segar las vidas de los seres humanos.

En español además del nombre propio de La Muerte es común emplear el término La Parca, proveniente de la mitología romana. A partir del siglo XV comenzó a ser representado como una figura esquelética con capucha. En algunos casos, la Parca es quien causa la muerte de la víctima, lo que da origen a historias donde a esta se le puede engañar o sobornar permitiendo así que el condenado sobreviva gracias a su astucia, como en el caso de Sísifo. Otras creencias sostienen que el espectro de la muerte es sólo un psicopompo, que sirve para cortar los últimos lazos entre el alma y el cuerpo además de para guiar al difunto al otro mundo. De este modo la figura no tendría ningún control sobre el hecho de la muerte de la víctima. En muchos idiomas, como en las lenguas eslavas y romances (incluyendo el español), la muerte es personificada en forma femenina, mientras que en otros (como el inglés), se percibe como un personaje masculino.

En la tradición judía también se le da el nombre de Ángel de la Muerte (Malach HaMavet) o el Ángel de la oscuridad y la luz. También hay una mención a Abadón (El Destructor), al que corresponde el nombre de Ángel del Abismo. En la tradición talmúdica es identificado como el arcángel Samael.

Según el Midrash, el Ángel de la Muerte fue creado por Dios en el primer día. Su morada está en los cielos, desde donde alcanza la Tierra en ocho vuelos, mientras que la Pestilencia llega en tan solo uno. Tiene doce alas. «De entre toda la creación yo te entregué el poder», dijo Dios al Ángel de la Muerte, «no sólo sobre esta, que ha recibido la libertad por la muerte a través de la Ley». Se dice que el Ángel de la Muerte está cubierto de ojos. A la hora de la muerte, se posa junto al lecho del que expirará, junto a su cabeza, con una espada desenvainada, la cual unta con una gota de hiel. Cuando el moribundo ve a la Muerte es presa de una convulsión y abre la boca, entonces la Muerte deja caer la gota de hiel y esto causa su fallecimiento, se pudre y su cara se vuelve amarilla. La expresión "el sabor de la muerte" se originó en la idea de que la muerte era causada por una gota de hiel.

El alma se escapa por la boca, por lo que el Ángel de la Muerte se coloca junto a la cabeza del moribundo (Adolf Jellinek, l.c. ii. 94, Midr. Teh. to Ps. xi.). Cuando el alma abandona el cuerpo, su voz va desde un extremo del mundo al otro, pero no se oye. La espada del ángel de la muerte indica que el Ángel de la Muerte se imaginó como un guerrero que mataba a los hijos de los hombres.

En la Biblia se le nombra como Ángel de la Muerte o "destructor" (shâchath) cuando se produjo en Egipto la plaga en la que morirían todos los primogénitos varones. En 2 Samuel 24:16-18 se menciona que el Ángel de la Muerte estaba a punto de destruir Jerusalén. El arcángel Miguel es identificado como el ángel de la muerte en el cristianismo, acompañando a las almas al Cielo, mientras que en el judaísmo es Azrael quien cumple esta función.

En la Biblia, los Cuatro Jinetes del Apocalipsis son los cuatro caballeros que se describen en la primera parte del capítulo sexto del Apocalipsis. El capítulo habla de un pergamino en la mano derecha de Dios que está sellado con siete sellos, en ese escenario Jesús abre los primeros cuatro sellos de los siete, liberando a estos jinetes que montan en caballos blanco, rojo, negro y uno bayo. Según la exégesis representan y son alegorías de la Victoria, la Guerra, el Hambre y la Muerte, respectivamente, aunque solo a este último se le designa por este nombre.

El caballo bayo es cabalgado por el jinete de la Muerte:
«Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: "Ven". Miré, y vi un caballo bayo. El que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades lo seguía: y les fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad y con las fieras de la tierra».
El cuarto y último jinete tiene por nombre Muerte. De todos los jinetes, es el único a quien el propio texto explícitamente da un nombre. A diferencia de los otros tres, no se le describe con un arma u objeto, en lugar de eso es seguido por el Hades, aunque la mayoría de ilustraciones le muestran portando una guadaña.

El color del caballo de la Muerte es khlôros (χλωρóς) en la koiné original griega, que a menudo se traduce como "pálido", aunque "ceniciento", "verde claro", y "verde amarillento" son otras posibles interpretaciones; por esto existen ilustraciones en las que su color es gris, verde o amarillo, pero siempre indicando la palidez enfermiza de un cadáver. El comienzo del verso «se les dio poder sobre la cuarta parte de la tierra» puede referirse únicamente a la Muerte y al Hades, o puede resumir el papel de los cuatro jinetes.

Allegory of DeathMaximilián Pirner 

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