Campe

Campe (griego: Καμπη; Kampê; retorcida/doblada) era una dragona ctónica, criatura mitad mujer, mitad dragón, de la mitología griega. El titán Cronos le encargó la tarea de vigilar y custodiar a los Hecatónquiros y Cíclopes que había encerrado en las profundidades del Tártaro, pero murió a manos de Zeus cuando éste fue a liberarlos para que lucharan a su lado en la TitanomaquiaHesiquio de Alejandría hace notar que el poeta Epicarmo califica a Campe de «ceto» o monstruo marino. También es mencionada brevemente en la Biblioteca mitológica de Apolodoro y descrita con más detalle en las Dionisiacas de Nono de Panópolis, donde el autor la pintaba como un ser con el torso de una mujer y el resto del cuerpo de un dragón, con centenares de serpientes por pies y cabellos, además de tener cincuenta cabezas de diferentes bestias brotando de su cintura y cola de escorpión:
«No temas sus elefantes, porque el próvido Zeus, tu padre, también pudo destruir con su rayo al descomunal Campe, de elevada cabeza, cuyo cuerpo estaba formado por multitud de extrañas criaturas. Tenía, pues, un millar de colas reptantes que surgían de sus patas de serpiente, y escupía veneno con gran alcance aquel híbrido y retorcido ser, que se inflamaba provocando guerra. En tomo a su cuello cincuenta cabezas de diversas fieras florecían. Algunas de ellas rugían con figura leonina, con la apariencia de la intrigante Esfinge de terrible rostro. Otras, en cambio, eran de jabalí y rezumaban espuma de sus colmillos, en una perfecta imitación de la faz de Escila, con una cohorte reunida de cabezas de muchos perros. Era doble su naturaleza, y a partir de la mitad de su cuerpo, se aparecía en forma de mujer, de cabellos de serpiente que lanzaban veneno. Su híbrida y enorme figura, desde lo más alto del pecho hasta la articulación del muslo, estaba cubierta de escamas como un monstruo acuático. Las garras de sus manos, que se extendían por doquier, se doblaban como una hoz de uñas corvas, y desde lo alto de la espalda, reptaba un escorpión enroscado sobre sí mismo a través de su pavoroso lomo, con una cola de granizo afilada con un agudo aguijón que se levantaba sobre su cuello. Así era el multiforme y serpentino Campe cuando se alzó en armas: volaba con el impulso variado de sus oscuras alas, dando vueltas sobre la tierra, el Éter y las tempestuosas profundidades, mientras blandía huracanes y se armaba de tormentas. Tal era aquella ninfa del Tártaro, de negras alas. Las llamas rutilantes de sus párpados despedían chispas que salían despedidas a distancia. A tal bestia dio muerte tu padre, el celeste Zeus, venciendo a aquella serpentina criatura de guerra que le enviaba Crono».
Dionisicas, Canto XVIII - Nono de Panópolis
Campe luchando contra Zeus en una ilustración de la saga de Percy Jackson

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