Oni

Los oni (japonés: 鬼) son una clase de yōkai del folclore japonés, normalmente traducidos como demonios, diablos, ogros o trols. Son personajes muy populares en el arte, literatura y teatro japonés. En el budismo aparecen como los torturadores de las almas humanas en el infierno.

Las representaciones de los oni varían ampliamente, pero por lo general son descritos como grandes y horribles ogros de garras afiladas, pelo enmarañado, colmillos protuberantes y con cuernos. A pesar de su aspecto humanoide pueden presentar características anormales, como un número impar de ojos o más dedos de lo normal en manos y pies. Su piel puede ser de cualquier color, pero el rojo y el azul son las tonalidades más comunes que presentan.


Estos demonios suelen ser representados llevando una piel de tigre como taparrabos y portando garrotes de hierro llamados kanabō (金棒). Esta imagen dio lugar a la expresión «oni con garrote de hierro» (鬼に金棒; oni-ni-kanabō), que denota resistencia e invencibilidad. También se emplea en el sentido de «más fuerza para el fuerte», o poseer una habilidad natural incrementada gracias al uso de alguna herramienta.

Se cree que la imagen del oni es un concepto procedente de China y del Onmyōdō. El noreste era conocido como kimon (鬼 門, puerta del demonio) y era considerado como un punto cardinal de mala suerte por la que pasaban los espíritus malignos. Antiguamente los puntos cardinales estaban asociados con los doce signos zodiacales, y el kimon, también llamado ushitora (丑寅), era la dirección del «tigre buey», por lo que los cuernos bovinos y los colmillos, garras y vestimentas de tigre de los oni pasaron a ser la descripción perfecta de este término.

Los templos se construyen a menudo orientados hacia dicha dirección, y los edificios japoneses a veces tienen muescas en forma de L en el noreste para mantener a los oni alejados. Enryakuji, en el Monte Hiei al noreste del centro de Kioto, y Kaneiji, en esa dirección desde el castillo de Edo, son algunos ejemplos. La propia capital japonesa se trasladó al noreste, de Nagaoka a Kioto, en el siglo VIII.

Algunos pueblos celebran ceremonias anuales para alejar a los oni, sobre todo al comienzo de la primavera. Durante el festival de Setsubun, la gente tira soja desde sus hogares y gritan «Oni wa soto! Fuku wa uchi!» (鬼 は 外! 福 は 内!, «¡Marchaos, Oni! ¡La bendición viene!»). También se cree que las estatuas de monos sirven como protección contra los oni, ya que la palabra japonesa para mono, saru, es un homófono de la palabra «marcharse». Algunas leyendas dicen que el acebo también se puede utilizar para protegerse de estos demonios.

Parte de un grabado de Katsushika Hokusai en donde un Oni es ahuyentado por semillas de soja.
En tiempos más recientes, los oni han perdido parte de su maldad original y a veces asumen una función protectora. Su terrorífico aspecto sirve para espantar la mala suerte y otros espíritus malignos, por eso aparecen en la ornamentación de muchos edificios japoneses (鬼 瓦, Onigawara) o liderando los desfiles de varios festivales.

Estos demonios tienen su mayor aparición en la historia infantil de Momotaro, y su fama ha dado lugar a muchas expresiones japonesas, como por ejemplo Oya ni ninu ko wa oni no ko (親に似ぬ子は鬼の子): «Un hijo que no se parece a sus padres es el hijo de un oni». Este dicho se usa idiomáticamente para referirse al hecho de que todos los niños se asemejan naturalmente a sus padres, y en el raro caso de que esto no ocurra, podría deberse a que los verdaderos padres biológicos del niño no son los que lo están criando.

Dependiendo del contexto puede referirse a que «los niños que no actúan como sus padres no son verdaderos seres humanos» y los padres podrían decírselo a sus hijos como reprimenda o para amedrentarlos. Esta expresión también es conocida oya ni ninu ko wa onigo (親に似ぬ子は鬼子) y oya ni ninu ko wa onikko (親に似ぬ子は鬼っ子).

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